"Behind", links de capítulos

jueves, 13 de noviembre de 2014







Aquí les dejo los links para que puedan leer con calma los capítulos, recuerden este material es de mi entera autoría y se les agradece su opinión, pero por ningún motivo se valida la copia parcial o total del contenido. también aclaro que las imágenes que se agregan a esta presentación no son mías.... soy un desastre en dibujo y mucho menos en diseño gráfico.
Gracias por su comprensión y su tiempo :) que la pasen bien en mi blog.


















nos chequeamos pronto.

"Behind" Cap. 3



Cap. 3 Behind

-Amelia no ha ingresado en ningún registro de las tropas, debe permanecer en el área de la cordillera-
-envíen a los bronces-
La orden de Midjar fue acatada de inmediato; los tres oficiales de la alianza que se encargaban de la red de información tecleaban a toda velocidad.
ella era muy tonta si permanecía dos días seguidos en esa zona; y estaba convencido de que si hubiera salido de ahí ya estaría detectada por los grupos de supervisión que rondaban las fronteras de esa región; movilizaría a los siete escuadrones si era necesario para atraparla; antes de lo que ella supiera estaría nuevamente demostrándole quien era él.
Salió de la sala de controles hacia la tercera planta del edificio; aun necesitaba a los escudos de hierro para la misión de restablecimiento del sector sur de la región, pero sin la dirección de su capitana los estúpidos guerreros no parecían más que un puñado de afeminados con armamento de alta tecnología pero inútil.
-señor…-
La voz suave lo sacó de sus elucubraciones, posó su mirada poderosa en la ruborizada y esbelta mujer; el traje negro y azul le quedaba maravillosamente ajustado alzando sus pechos y hundiéndose indecentemente entre sus labios inferiores; tenía que aceptar que el diseño aerodinámico del escuadrón de tecnología era perfecto. La tela del grosor del ala de una libélula, tan suave al tacto como la seda pero tan fuerte como una armadura de plomo; jamás en la historia humana se había creado tal nivel de protección y eficiencia; y él era el dueño de esa y otras de las mejores quimeras del siglo.
-la activación del arma SS23 espera su aprobación-
-¿el doctor Deiter la envió?-
Preguntó sabiendo perfectamente porque el imbécil hombre había elegido a esa joven. Idiota lame botas.
-si señor-
-venga conmigo-
La orden dejó a la mensajera bastante indecisa. Midjar imaginó que el doctorcito no le había informado a la recluta que el supremo general de las alianzas unidas era el hombre mas artero que se conocía hoy en día; nadie ni nada pasaba por sobre él… y ella no sería la excepción; tenía que admitir que el envió era muy bien aceptado, la noche anterior no había quedado complacido en ningún sentido y la jovencita que no debía pasar los 24 años ante él, prometía ser una buena merienda.
 
 
-¿crees que la capitana siga ahí?-
El fornido soldado terminó de cargar el camión, cerró la portezuela y se dio vuelta para ver la cara de indiscutible duda en su compañero
-más vale que siga ahí, no voy a seguirla por todo el mundo-
-¿pero porque se fue?-
-¡mierda Gillor! ¡¿Cómo quieres que sepa eso?! ¡Se fue y se fue! No estés pensando que siempre vas ha estar bajo su falda…- sonrió ampliamente al notar el rubor inocentón que el enclenque joven tenía en la cara; y no solo era él, en el maldito escuadrón había varios que no mas ver a la intrépida capitana el rostro se les volvía un farol encendido y en sus pantalones se movía su hombría; niños de pañales, eso era lo que eran, muy pocos de esos mocosos habían tenido algo mas excitante ante ellos que los sueños con aquella mujer.
-no pierdas más tiempo y ponte a recoger tus cosas, no quiero que después me vengas a joder con que no tienes algo y quieres que te lo preste-
-¡nunca te he pedido nada Samuel no difames!-
-si, si, como sea ya lárgate y deja de estar lloriqueando por una mujer que nunca te va ha poner atención-
-¡que te estaquen el corazón con una viga de acero oxidado!-
Samuel hizo el gesto de recibir el ataque y presionó su gran puño bronceado contra su pecho sólido, cerró los ojos y dio tres pasos atrás, como fulminado
-eres una mierda Samuel-
-igualmente camarada-
Se puso firme en toda su altura, el hombrecito no le llegaba ni a los pectorales y le faltaban siglos para lograr tener su condición física; nadie en todo el escuadrón dorado ni ninguno inferior podría contra él. El oso dorado, fuerte como treinta hombres, veloz como los extintos guepardos… tenía que admitirlo, tal vez se adulaba mucho, pero al momento de que la admirada y deseada capitana había desaparecido él y solo él había tomado las riendas de los escuadrones principales; el mismísimo general Midjar le dio las ordenes de mantener a los siete grupos de escudos ante el cambio repentino. Nadie tenía idea de porque la mejor capitana de la alianza se había esfumado; ella era líder de cientos de los mejores hombres y mujeres guerreros del mundo, era la pareja del hombre mas poderoso y el salvador de la humanidad ¿Por qué se había ido?
-basta de niñerías, regresa a tu escuadrón y prepárate, la salida es en quince ¡muévete!-
El segundo al mando del escuadrón bronce dio media vuelta y regresó a su unidad; Samuel tomó su maleta y la acomodó sobre su hombro, los dos escuadrones que iban en la búsqueda en la región de los grandes picos nevados estaban armando sus respectivos destacamentos, los escudos de oro y los escudos de bronce, conformaban exactamente treinta y dos hombres, solo una mujer había llegado a formar parte del escuadrón principal y era precisamente a quien tenían que encontrar. Viva o muerta.    
 
La chica se agitaba a su ritmo, sus redondos y asombrosos pechos se sentían ardientes en sus manos mientras seguía embistiendo con brutal fuerza dentro de ella; sus gemidos eran dulces y perfectos para hacerlo acelerar su movimiento, era una muy buena merienda, una que iba antojársele muy a menudo;
Estaba seguro;
-señorita Razden…- rugió sin detenerse en su delicioso trabajo -…al llegar a la sala de balística… informe que…- sintió el cuerpo exuberante bajo el suyo que se contraía de placer.
Muy buena sin duda;
 -…el arma SS23, puede ser activada-
 
 
No supo cuando o como, pero ahora tenía a la consternada Amelia atropellada contra el suelo, la mano derecha apretaba su garganta mientras su cuerpo hacia de peso muerto para inmovilizarla mas.
-tú eres el enviado para detener la invasión de los demonios…-
Su mano se aferró más; No era posible que ella supiera eso, nadie sabía eso… nadie solo…
-¿tú eras la que me seguía?-
La mirada de dolor le contestó.
Había sido un idiota, había vuelto a creer, había vuelto a desear… 
-¿tu enviaste a seguirme? –
De nuevo Amelia simplemente lo veía y respiraba con esfuerzo ante el enorme cuerpo sobre el lastimado de ella.
Merecía morir, merecía esa voz de odio y esa mirada de desprecio.
-yo lo hice- logró decir con suavidad.
No tenía más que decir; Ella hacia quince años que comandaba las tropas de la alianza, aunque solo dirigía las operaciones por orden de aquella voz que siempre la mantuvo prisionera,  pero fuera por voluntad o forzada había sido ella quien condujo a los tres escudos dorados y a la hechicera para encontrar un ser que le habían informado era una amenaza para la humanidad naciente y debía ser puesto en observación para sacarle el secreto de su habilidad de camuflaje y su destreza en combate… era su culpa; controlada o no; de que aquel furioso guerrero fantasmal estuviera a punto de matarla por el martirio que había sufrido él
-lo hiciste…-
Las palabras ahora salían de sus labios tensionados llenas de ira y resentimiento, Amelia se lo merecía.
-¿y te gustó?... ¿te gustó perseguirme? ¿Hacerme sentir un maldito engendro? ¿Te causó gracia que te haya ayudado? ¡Habla!-
-¡no!- chilló.
Intentó moverse. Apartar el contundente peso que lastimaba su brazo y su pierna
-has de haber gozado a mares el verme atenderte, el pretender que no sabías quien era…-
-¡no, no! –
Sintió un punzante dolor en su rodilla, Kravel usaba su propia rodilla izquierda para aplicarle aquel tortuoso dolor
-¿ya le avisaste a tu grupo? ¿Les dijiste que el maldito ángel que se les escapó estaba tratando de salvarte?-
Amelia detuvo su intento patético de resistencia, ¿ángel? ¿Eso era? ¿En verdad que tales seres existían?
-¡deja de verme así!-
El rugido fue quizás más fuerte que el golpe que lo siguió.
Ella estaba acostumbrada a ser golpeada; Su vida había sido una constante batalla entre los híbridos y los que la mandaban a matarlos; Pero nunca en su vida había sentido un golpe en el hombro como aquel. No era fuerte, no, pero le hacia doler algo muy adentro, mas profundo que la piel o los huesos, algo que no parecía estar ahí antes de ese golpe; Algo que no entendía por completo, ¿porque existía en ella y porque parecía que iba a dejarla sin vida si recibía otro golpe?
-yo te veo…- dijo con un hilo de voz. Ya no podía contener ese algo que no entendía, ese sentimiento desgarrador, abrasador
–yo me fui… no le he dicho a nadie… por eso me iba… no quiero que te… no…-
El golpe en su hombro izquierdo parecía propagarse ahora hasta su pecho, un calor doloroso se acumulaba en el centro de su abdomen y mas el peso del enardecido ángel, tenía la certeza de que perdería la conciencia en cualquier segundo… pero necesitaba mantenerse despierta. Tenía que contarle lo que había pasado con ella y así tal vez podría encontrar una razón para que esos ojos de hielo dejaran de verla con tanto resentimiento.
Buscó fuerza de quien sabe donde para ordenarle a su cuerpo que dejara de resistirse, que dejara de dolerle y sobre todo que no permitiera que su miedo se reflejara en su rostro o en sus palabras; había aprendido hacer tales cosas tiempo atrás, había conocido tantas clases de torturas que tenía que asegurarse a si misma que no permitiera que lo que él le hiciera la volviera mas vulnerable.
 
-me escapé- dijo con una asombrosa calma; todo en ella había cambiado, su cuerpo ya no se abatía bajo el suyo, sus músculos no estaban tensionados y su rostro ya no mostraba ningún sentimiento
-escapé de ser la líder de los regimientos de la alianza humana, dejé atrás todo… a todos los que me torturaban y me forzaban a realizar trabajos horrendos… ya no podía seguir ahí, no después de que…que comprendiera que todo por lo que había sufrido ahí era solo una fachada para actos deplorables…-
Kravel mantuvo su mirada clavada en el rostro de ella, un mechón del oscuro cabello se pegaba a la piel como la nieve de su mejilla y podía sentir como el torrente de sangre por las venas del cuello circulaba con mayor rapidez
-¿escapaste? ¿Crees que voy a creerte?-
-hace seis semanas que logré salir sola de los perímetros de la base río negro, con la excusa de dirigirme a la ciudad este y reunirme con el jefe de la alianza… pero fui a la cuidad sur para encontrar la casa de un familiar… tuve que huir de ahí también… así fue como nos encontramos-
La mano que apretaba su delgado cuello subió levemente a su quijada para obligarla a subir su rostro
-no te creo-
Amelia detuvo su respiración. Su corazón se contrajo hasta paralizarse y su mente le repetía esas tres palabras haciendo que aquello tan profundo en ella explotara desbordando angustia y terror
-… Kravel… -
Esto se había acabado. Ya no mostraría misericordia por nada ni nadie, esta era la última vez... Con su mano izquierda arrancó el cabestrillo y junto con él la tela de seda salió rasgada hacia un lado y al tener libre acceso apretujó con rencor el seno derecho; Ya no tenía nada que soñar, nada de que preocuparse. Ella no era diferente de nadie.
Era la peor de todos.
Iba a sufrir.
Apretó la mandíbula haciendo que ella abriera su boca para gritar y ante el gesto apuntaló con más fuerza la rodilla que mantenía presión en el miembro fracturado de Amelia
-¿gritas? ¿Por qué?- gruño aumentando cada una de sus presas contra ella
-¡¿Crees que me vas a volver a engañar?! ¡¿Crees que me vas a enternecer con tus quejidos falsos?! –
 
La cólera hervía en esos ojos plateados y una oleada de determinación se apoderó de Amelia.
A pesar del dolor, movió su mano izquierda hasta la que sujetaba su quijada para obligarlo a apretar con más fuerza
-¡mátame! ¡Hazlo! ¡Será mejor que si ellos me encuentran! ¡No voy a volver! ¡No voy a volver!-
Con un impulso y ante la total sorpresa de Kravel estiró el cuello y presionó sus labios contra los de él. Un torrente de ansiedad la inundó; eran tibios y a pesar de que estaban rígidos por la ira, eran tiernos y se amoldaban a los suyos, no tenía idea que besar a alguien se sintiera así de cálido. Él volvió apretar su garganta con fuerza y Amelia pensó por un segundo que estaba muerta; Al parecer Kravel no consideraba su impulso como algo bueno; Pero de inmediato la rigidez en esos labios cálidos se derritió y eso que había despertado en su pecho y que parecía llorar ante la idea de que Kravel la lastimara liberó una energía que hizo a su cuerpo entero sentirse como una ligera bomba de jabón.
 
Él la besó con ansias y desesperación tanto y por tanto tiempo que pudo probar la sangre que salía del labio inferior de ella y Amelia dejaba que hiciera lo que nunca había hecho.
La besaba, la mantenía presa bajo su cuerpo y ella respondía con notoria alegría ante el hecho.
Jamás había besado a nadie que no estuviera muerta de miedo y que no gritara en su propia boca ante la fantasmal presencia que él suponía. Pero Amelia lo había besado; ella se había movido para acercar sus labios a él que por un instante creyó que nunca podría odiar tanto a alguien como a ella.
Ahora no podía creer que pudiera besar a nadie mas… debía tener ese cuerpo que se movía dulcemente a pesar de lo lastimada que estaba, debía liberarla de su peso y alzarla en brazos para llevarla a la cama…
Pero una ráfaga de duda cortó todo intento; ella era la culpable de que nunca hubiera tenido descanso, que nunca pudiera coexistir con los humanos que supuestamente tenía que defender.
Detuvo su beso pero no se apartó de ella,
¿Qué tenía que hacer?
¿Estaba siendo engañado?
Era lo mas lógico.
Si, ella trataba de engatusarlo y así atraparlo nuevamente, Amelia solo estaba actuando.
-eres…- mordió la palabra sobre sus labios, estaba seguro que era falsa, que no era mas que un soldado entrenado para esto.
 
Amelia pudo notar la ira que aun mantenía él; y podía comprenderlo, ella era una total extraña que le acababa de confesar ser la causante de tanta miseria en su vida, merecía que él dudara de ella, que la maltratara por haberle causado tanto dolor, pero no quería que la odiara. No podría seguir respirando si Kravel lo hacía.
-golpéame- dijo con suavidad haciendo que sus labios crisparan los de él que aun se mantenían contra los suyos –has lo que quieras, tienes todo el derecho de hacerlo… pero…-
-¿pero que?- gruño mientras apretaba el seno en su mano provocando el chillido agudo de ella -¡¿pero que?!-
Los ojos violetas ya no brillaban, están totalmente nublados e inmóviles, desprovistos de toda señal de actividad.
Se había desmayado.
Kravel soltó un potente grito sobre aquellos labios ahora inertes. Estaba totalmente confuso y dolido.
Despreciaba aquella mujer por haberlo acorralado de la forma más cruel hasta volverlo un engendro. Lo había orillado a odiar al mundo entero y vengarse de cuanta mujer que encontrara. Ella era la causante de que fuera un vulgar ladrón, un horrendo monstruo que saqueaba las casas y desvirtuaba mujeres por doquier.
Era el ángel caído, el único ser de su clase en ser desterrado por voluntad propia.
Y ahora bajo él estaba la causante.
Podía hacerle lo que a todas esas mujeres inocentes les había hecho y recordaba que ese había sido su primer impulso al verla y al tenerla en su cama, tenía que haberlo hecho en esos momentos, había dejado que sus tontos sueños le devolvieran ese aspecto angélico de bondad y cariño hacia los seres vivientes….
-maldita…- susurró mientras liberaba a la inconsciente hembra preparándose para quitarle la bata destrozada y poseerla.
 
 
 
 
Samuel recorría la carretera agreste como si estuvieran tras él cientos de endemoniados, pero lo único que lo seguía era el otro destacamento de hombres en los cinco autos negros y nuclearmente blindados de la alianza; quería llegar a la zona de agrupación lo mas pronto posible; el día había permanecido sombrío y eso no era un buen indicio, los híbridos podrían salir si el lugar donde se encontraban estaba provisto de sombra suficiente y la zona de la cordillera era un lugar perfecto; las laderas frías y pobladas de bosques brindaban abrigo a todo tipo de criatura. Los pastizales a la sombra de aquellos mismos bosques también eran un escondrijo óptimo y no tenía la menor intención de pelear en esta misión; tenían que encontrar de una buena vez a la capitana y someterla a la presencia de Midjar.
-maldita loca- masculló mientras esquivaba un enorme bache con el simple girar sutil de su muñeca contra el volante.
Manejar nunca había sido un problema; mucho antes que su padre le enseñara a conducir él ya dominaba esas maquinas. Sentía que se volvía uno con ese caparazón de velocidad, no se cansaba de apretar el pedal de velocidad sin importarle los sonidos de angustia de los imbéciles de sus acompañantes;
Simples mocosos que acababan de entrar en el regimiento;
¿Por qué tenía que ser él la niñera de tal grupo de cobardes? Su escuadrón era el de mayor rango de los siete comandos de la alianza y ahora tenía la tarea estúpida de cuidar a esos tontos niños.
Llegaron a su destino. La rivera norte del río que bordeaba una de las montañas más amplias de la cordillera, detuvo el convoy lo más cerca posible de los pastizales; ordenó a los guerreros más jóvenes que establecieran el campamento, y a las escuadras de su grupo los mandó a inspeccionar el perímetro y colocar las diversas medidas de seguridad.
Él comenzaría la pesquisa de inmediato.
Había analizado el relato de escape que Juval le había dado a Midjar y a él. Conocía la historia de la vida de Amelia con cierto detalle y en muchas ocasiones había escuchado a Juval contarle lo que pensaba y lo que había vivido al tener al fenómeno como familiar.
Hacia cinco días Amelia había llegado a su casa contándole que estaba en una misión de búsqueda rutinaria y que había decidido pasar a saludarlo; en un comienzo no creyó que fuera un problema, sabía que ella estaba sometida a Midjar y que él nunca dejaría que alguien como ella se alejara tanto por voluntad propia, así que dejó que entrara y que saludara a su querida esposa. Le permitió ducharse mientras la cena era preparada y cuando estaban sentados a la mesa llegó el mensaje vía telefónica del escape.
De inmediato se lanzó hacia ella con la clara intención de atraparla mientras le gritaba a su esposa que contactara con la alianza y les dijera que la prófuga estaba ahí, pero la gentil y desentendida mujer actuó de forma contraria e intentó detener su ataque y su monstruosa hermanastra aprovechó la distracción de su atacante para escapar.
Juval discutió con su esposa unos momentos intentando quitarla de su camino y poder usar las únicas armas que encontró en ese instante: El bate de béisbol y el cuchillo de carnicero. Pero la necedad que fundía los pies al suelo y las manos apretando sus brazos para detenerlo no era una voluntad propia, sabía que Amelia tenía habilidades formidables pero ahora comprendía a que se refería su padre aquel día al ver que un pequeño pajarito estaba suspendido en el aire ante su recién llegada hermana. Amelia hacia que las cosas se movieran a su voluntad, lo comprendió en el momento que intentó liberarse del abrazo de su esposa y supo que solo matándola podría rescatarla de ese truco, Amelia no era un híbrido como todos los demás, manipulaba y usaba a cualquiera en su beneficio.
 
Samuel mantenía bien pendiente este dato, si Amelia había controlado tan bien a la esposa de Juval, era de mucho cuidado.
Mas de lo que él siempre tuvo con ella; los años que había sido su segundo al mando, creyó conocerla mejor que nadie, creyó que la entendía. Una mujer fuerte, experta y firme en cada decisión tomada. Pocas veces la vio sonreír; nunca escuchó una risa y sus ojos de ese curioso color casi morado solo mostraban antipatía y frialdad. Era solo un soldado bien entrenado. Jamás imaginó poder tener un contacto mas cercano a ella que el de subordinado a superior y cuando supo que era la mujer del comandante general por un momento se quedó hecho roca ¿esa mujer tan aislada era la amante del supremo líder de los humanos? ¿Cómo era posible que algún hombre pudiera pensar siquiera en ella de esa forma? Nunca entendía porque los demás subordinados de su grupo y los demás escudos vivían fantaseando con ella cuando una mirada de aquellos ojos irreales bastaba para mandar a callar al más agresivo animal o al más imponente guerrero. Tal vez todos los estúpidos a su alrededor eran unos masoquistas, o la escasez de mujeres entre las líneas de escudos fuera la causa de que cualquier fémina en un perímetro cercano fuera su fuente de excitación básica… al fin y al cabo la capitana no era una presa poco embellecida, tenía que admitir que era una mujer preciosa; si te la encontrabas en cualquier lado que no fuera dando ordenes, matando híbridos o golpeando a algún inexperto nuevo recluta.
Nunca tuvo la oportunidad de verla en un ambiente que no fuera tras las barreras de los centros de acopio de la alianza o en un movimiento de su comando al campo de batalla. Ella solo era una guerrera, nada más y nada menos, para Samuel no era otra cosa que su capitán… un capitán que los había abandonado. Un capitán que huía de su responsabilidad por quien sabe que razón.
Y eso era lo que lo motivaba a avanzar por entre la espesa maleza y los árboles que comenzaban a amontonarse en el paisaje; tenía que saber por qué ella había hecho lo que hizo.

¡Se viene Halloween!

jueves, 23 de octubre de 2014




Se viene mi festividad favorita del año…que para la globalización se llama Halloween.

Si, la gente me dice constantemente “es una cosa de los gringos” “es una adoración del diablo” “es un rollo comercial” y muchas otras cosas; a las que normalmente respondo con una sonrisa…pero que conste que yo no soy de sonreír mucho, es mi sonrisa de atención al cliente.

 Solo sonrío, río o me carcajeo muy pocas veces, son contados con los dedos de mi mano derecha las personas o cosas que me pueden hacer mostrar los dientes con total sinceridad…

pero me estoy saliendo del tema, estoy por contar por qué me gusta tanto el halloween, después le sigue la navidad pero eso se los cuento en diciembre ;)

Desde pequeña en mi familia se nos ha enseñado a ser todo lo que deseamos ser, solo fui forzada una vez a estudiar una orientación que no me agradaba;
pero era por cuestiones económicas; al final cuando dije que no quería seguir esa línea de vida mis padres estuvieron de acuerdo y estudié lo que deseaba.
Nunca más se han impuesto sobre mis decisiones o preferencias; de eso a que pudiera adentrarme y sondear cosas que me llamaban la atención sin tener la represalia de ser castigada o juzgada.

Mi abuelo materno siempre nos ha rodeado de magia, cuentos y trucos geniales que nos hacían alucinar de pequeños y yo era siempre su asistente, con el paso de los años sus trucos se volvieron clásicos…
y lastimosamente no pude recibir los libros con los que él trabajaba  -_- Por esa misma línea familiar no solo aprendí hacer trucos de salón, mi hermana y yo despertamos la tradición de la cartomancia, la quiromancia y la adivinación de sueños… ¿familia peculiar no?
Pues al entrenar esas habilidades, con estudio y sobre todo mucha practica me he acercado mucho a la simbolización de varios rituales y festividades, y la que más me apasiona desde mucho antes de practicar ha sido halloween.

En mi niñez era por lo genial de disfrazarme y divertirme con mis hermanos y mis primos, en mi adolescencia lo hacía para entender más las historias y relatos que mi abuelo contaba en esas fechas y ahora de adulta…. (Me cuesta decir que soy adulta jejeje ¿a quién no?) Porque celebro la llegada de Samhain, que en realidad es una celebración antiquísima que representa el fin del año solar (para mí es como el 31 de diciembre para los demás)…
con el paso de los tiempos, las conquistas, los rollos ridículos de las tontas religiones y su incansable enfermedad de meterse donde no los llaman y fastidiar todo lo que no les parece “correcto” con lo que sus reglas dicen ahora se le tacha de que es una adoración al demonio y cosas más despectivas.

la palabra Halloween (que nada tiene que ver con el nombre original de la celebración, pero bueno, así se ha quedado) viene de la expresión inglesa “all hollows eve” la fiesta de todos los espíritus y en este día se inicia la celebración que en nuestra zona central se extiende al 1ero y 2do de noviembre donde se celebra en honor a los ancestros y a los muertos. celebramos la muerte, si, pero porque la muerte es solo una parte del ciclo, una parte más de la rueda de la vida; este día muere el año solar, agotado por su arduo caminar y vuelve a nacer lleno de fuerzas una semanas después; en esta noche los ritos de adivinación están en sus puntos más altos. Es el tiempo de reflexionar sobre las energías que hemos usado en el transcurso del ciclo solar y lunar y el tiempo para recargar las baterías para el nuevo año que se viene.

Yo decoro mi casa con calabazas, con adornos oscuros de fantasmas y toda onda que gótica que se puedan imaginar, porque los colores simbolizan algo para la celebración, como los colores de la navidad, las calabazas simbolizan las cosechas finales de la temporada, (que conste que yo incluyo también frutas de nuestra temporada aunque no tengan el color adecuado pero es la idea de representar lo que la tierra nos da en este tiempo)
y me disfrazo…aunque para mí no es un disfraz es mi traje de Samhain para recibir las energías que vienen, aunque los demás me vean de vestido extraño hecho a mano y negro totalmente ;)


Samhain está a la vuelta de la esquina, para mostrarnos el equinoccio de esta temporada, para darnos a conocer lo valioso de la vida y la muerte y dejar que las energías positivas y puras invadan nuestras vidas. Por eso celebro Halloween, por eso y por otras cosillas que no podría explicar en un solo post, sorry ;)
¡Feliz Samhain, Feliz Halloween!



Behind Cap. 2.1

martes, 9 de septiembre de 2014

Bien, en la entrada anterior no comenté que solo era la primera parte del segundo cap... jejeje lo siento, pero cuando me dí cuenta ya estaba publicado y pues... neeh no quise corregir jajaajajaja.
así que aquí les dejo la continuación de este cap. recordemos que Amelia se ha desmayado por el dolor de sus heridas y Kravel esta por "atenderla" ;) espero que les esté gustando esta historia; sus comentarios son bienvenidos siempre, me ayudan a mejorar ;)
disfruten el resto del capítulo, hasta la próxima.



II. I 


...-¿y la dejaste ir?- dijo el hombre sentado a la cabeza de la larga mesa, un mechón de su negrísimo cabello rosaba su mejilla fría y severa, su mirada de color vino demostraba su total gobierno en cada uno de los hombres ahí presentes, era imponente simplemente sentado holgadamente en el sillón de orejas, sus labios finos estaban firmes y sin expresar su descontento; por el contrario, una leve curva en la esquina derecha provocaba que pareciera un buen muchacho de no mas de dieciocho años ingenuo y feliz. No mostraba alteración alguna aunque el tipo nervioso sentado a su derecha estaba encorvado y notablemente afectado por lo que acababa de declarar ante los ocho presentes, había tenido en sus manos a la peor de las aberraciones de este mundo y la había dejado ir.
-¿pensaste que con darle un batazo en la rodilla podrías detenerla?-
La voz del jefe de la reunión era serena, incluso generosa al preguntarle, era como si de verdad estuviera preocupado por su subordinado, cosa que todos en esa mesa sabían que no era cierto
-yo… intenté… pero mi esposa… ella…- a la mente del interrogado vinieron las macabras escenas de la muerte de su adorada mujer, aquella delicada criatura que no sabía a quien había protegido, que nunca sabría porque su amante esposo le había golpeado el cráneo hasta dejarlo como una masa sanguinolenta que  se esparció por todo el cuarto de cocina
-Estefanía tuvo la equivocación de interponerse, eso es evidente, pero no es una excusa que te limitara para detener a Amelia-
El nombre de esas dos mujeres en labios de aquel temerario hombre parecían un insulto; eran las dos personas que mas contacto tuvieron con él pero ahora parecía como si solo hubiera sentido por su hermana y su amante deseos de cortarlas en mil pedazos y lanzarlas al abismo mas oscuro donde nadie supiera que alguna vez tuvieron relación con Midjar, el hombre mas poderoso de todo este lado del caótico mundo.


Amelia despertó lentamente, tratando que su mente trabajara tan rápido como ella deseaba, se sentía cálida nuevamente pero no estaba en brazos de Kravel, si no en su cama.
La cual estaba suave y acogedora.
Él le había puesto una sabana encima y notablemente había hecho lo que ella no pudo lograr, su rodilla estaba fuertemente atada, no podía mover el brazo derecho pues un apretado cabestrillo sujetado a su cuello impedía que lo moviera un centímetro.
-¿Kravel?- dijo con suavidad mientras intentaba con el brazo sano apartar las sabanas
-no te muevas-
La respuesta era una orden más que todo, Amelia simplemente movió la cabeza hacia la voz al pie de la cama y vio al imponente hombre que la veía con severidad
-¿Qué eres?- preguntó siempre con voz de trueno.
Amelia notó un débil temblor en su pecho ante la pregunta; tendría que movilizarse muy pronto si Kravel ya había notado lo que ella escondía; rápidamente palpó su vientre y sus pechos con la mano sana y descubrió que estaba desnuda; suspiró resignada ante el hecho, no lo culpaba por tener esa mirada de odio hacia ella, nadie en su sano juicio aceptaría a alguien como ella en su casa.
Pero tenía que buscar la manera de salir de ahí al menos con algo encima, o en el peor de los casos salir al menos con vida.
-gracias por curarme- dijo haciendo un esfuerzo gigantesco por moverse; en verdad estaba lastimada, hasta ese momento resentía todo el cuerpo, incluso debajo de las uñas podía sentir el leve escozor y malestar que la recorría de pies a cabeza, debía ser a causa de estar tan cómoda y que dejó que su cuerpo se relajada demasiado lo que había permitido que su nivel de tolerancia al dolor fuera nulo.
-olvídalo, ahora dime ¿que eres?-
-soy Amelia-
-¿un demonio tal vez?-
Amelia miró intrigada la maravillosa sonrisa que se formaba en aquel rostro divino, no estaba enojado o asustado, tan solo estaba preocupado… por ella, haciendo que otro temblor, esta vez mas fuerte, diera un vuelco en su pecho.
-lo que puedo decir es que no soy un híbrido…aunqu…-
-aunque lo pareces- terminó él dando dos pasos para quedar a su lado
-como alguien me dijo hace poco soy yo y eso basta-
Kravel mantuvo su expresión jovial, parecía como si todo el asunto le resultara de lo más cómico, cuando no lo era; Amelia sabía que en cualquier otro lugar, como le había pasado durante esos días, si alguien descubrió o simplemente sospechó que no era humana la echaron y la trataron como al más vil híbrido, aquellos seres que habían arrasado con la tierra y exterminado a casi todos los humanos hacia noventa años.
Amelia había nacido el mismo día en que el primer demonio obtuvo el acceso a este mundo.
-no soy nadie para preguntarte, pero no puedo quedarme tranquilo al pensar que en verdad eres un híbrido, no puedo tenerte en mi casa si en cualquier instante vas a atacarme-
Amelia sentía que el corazón se le escapaba por la boca; sabía que esa sería una reacción normal ante el hecho de que él supiera mas que nadie su condición, pero estaba en verdad ansiosa de saber si ese loco iba a arrojarla de su casa por haber descubierto las leves diferencias en su cuerpo; sus pechos sin pezones y las marcas de nacimiento en su abdomen con formas tribales de un color carmesí dando un aspecto de cicatrices recientes.
Pero no era un híbrido, al menos no como los espantosos seres que ella mataba, no tenía sed de sangre humana, podía estar a la luz del sol y no tenía la locura corriéndole por las venas; era muy hábil y desde pequeña supo adaptarse rápidamente a todas las técnicas de combate que le habían enseñado, era un soldado perfecto, pero no era un híbrido… tampoco era un humano.
-no soy un híbrido- dijo en solemnidad, realmente angustiada por que Kravel no le creyera –no como gente, no infecto a otros y no…-
-no eres humana tampoco- cortó él
-parece que no te molestara en realidad-
-si lo que dices es verdad no me molestara cuidarte hasta que te recuperes-
Amelia entendía muy poco a ese tipo, ¿Cómo era posible que estuviera tan calmado? Hacia segundos tenía esa expresión severa en su rostro como si estuviera dispuesto a quebrarle más huesos o matarla, y ahora la veía con gentileza y calidez como si el hecho de que ella fuera un ser no natural no fuera un problema. Y lo era, Amelia había comprobado en los anteriores meses que los malditos híbridos la encontraban rápidamente, para ellos era como seguir a la más dulce de las mieles y cuando alcanzaban su rastro terminaba matando y huyendo en espera del siguiente lugar de lucha.
-no se porque haces esto, y en verdad me impresiona el gesto, pero no puedo quedarme aquí-
Se apoyó en la cama con su mano sana y se levantó hasta que su espalda quedó contra la cabecera de hierro forjado con motivos florales abstractos, la sabana que la cubría se deslizó hasta sus piernas.
-¿y piensas irte así?-
-he estado peor-
Suspiró al ver el cabestrillo que perfectamente cubría su pecho, aquellos senos que nunca darían vital leche a algún hijo que nunca tendría.
-¿Qué te paso? ¿Te atacó algún híbrido?-
Las preguntas estaba tan cargadas de interés y tristeza que Amelia no pudo decir nada. Algo dentro de su pecho parecía encogerse ante el confortable sonido.
Nunca había sentido algo así; esa intriga genuina en unas preguntas que en cualquier momento de su vida hubieran sido de rutina ¿Por qué venía alguien que no conocía y la ayudaba, alguien que la curaba cuando nadie nunca se interesó por ella más que para mandarla y poseerla? ¿Por qué sentía que el aire se le escapaba incontrolable por la boca y los ojos le ardían de tal manera?
-no hubiera dejado que un híbrido me tocara- dijo al fin sintiendo como el mar de lagrimas le impedía ver mas que olas de agua salada
¿Qué rayos le estaba pasando?
-¿quién te hizo esto?- Kravel se hincó a su lado.
-la pregunta sería ¿por qué soy tan débil, no crees?- apretó sus labios con bastante fuerza para impedir que el sollozo escaparse y con el brazo libre se quitó las lagrimas de los ojos, no podía creer lo estúpida que estaba siendo.
¿Estaba llorando? ¿Cómo era posible que pudiera llorar? Y lo peor era llorar ante un extraño, llorando al recordar que era una idiota, una perdida, una innatural.
Llorando cuando nunca supo como hacerlo.
-no me interesa si eres débil o no… solo descansa- dijo él con suavidad.
-¿Qué?-
Él parecía algo indeciso en responder y Amelia se sentía cada vez más tonta al estar ahí con un demente que la veía como un niño perdido en busca de ayuda, cuando era ella la que estaba siendo ayudada
-descansa-
-¿no te interesa que sea débil?-
-no-
-¿Qué te interesa entonces?-
Kravel sonrió ampliamente, y ella sintió que su rostro volvía a ponerse como un tomate; él loco a su lado tenía la sonrisa más perfecta que hubiera… de inmediato se retracto. No tenía muchos puntos de comparación para una sonrisa, las pocas que había visto eran sonrisas irónicas o lujuriosas, no podía comparar la calidez y ese brillo en los ojos de hielo de este hombre.
-¿Kravel?-
-descansa- ordenó mientras movía levemente su mano para subir la sabana, indicándole que debía volver a recostarse.
-¿Por qué haces esto?- ella se deslizó bajo la tela tibia ante el total cansancio que la invadía; quería dormir mucho, dormir y dormir sin tener que pensar que debía despertarse cada cinco minutos para comprobar que nadie estuviera a punto de matarla… y estaba comenzando a imaginar que podía lograrlo si Kravel estaba ahí.
-tu me vez- dijo él mientras se apartaba y se marchaba.
Amelia vio su espalda de hombros rectos y amplios notando algo como una leve sombra al centro de ambos omoplatos y se permitió sonreír, en verdad que el tipo estaba loco, cualquiera podría ver a tan perfecto ser, cualquiera quedaría embobado con su presencia y su notable amabilidad, ¿Por qué decía que ella lo veía? ¿Acaso todo esto era una alucinación producto de su dolor? ¿Será que al final de todo estaba muerta y esto era su recompensa por años y años de batallas y abuso?
Si era su muerte era aceptable. Sería feliz de que en verdad su mundo se volviera dormir en esa cama por siempre y tener al loco que caminaba desnudo como cuidador… era aceptable.



Estaba  intranquilo y la estúpida mujerzuela que salía después de las horas de acción simple y aburrida no le había servido para mucho; se pasó fuertemente la mano por los cabellos negros y apretó el puño en su nuca, sus ojos rojizos repasaron la habitación con cansancio; la cama de dosel y suntuosas telas,  la chimenea blanca con el florero rebosante de lirios, la butaca azul claro donde descansaba uno de aquellos libros viejísimos de principio de siglo que ella le leyó hacia no mas de unas semanas.
Estaba tendido boca arriba en la enorme cama y la lluvia golpeaba la ventana al fondo del cuarto con tanta fuerza que imaginaba que las siguientes gotas romperían los cristales y rebotarían en la cómoda cercana.
Tenía que recuperarla.
Amelia debía volver a él no importara quien tuviera que morir por ello. Ella era suya.
No podía creer que se hubiera revelado y escapado, cuando la tuviera frente a frente le recordaría quien era él y asegurarse que nunca tuviera la idea de volver a huir.
No por nada había pasado tanto tiempo armando tantos planes para controlar todo, si ella andaba sin cuidado por ahí muchas cosas saldrían a la luz y sería el final de su bien planeado gobierno. Le dio un puñetazo a la almohada a su lado derecho, los músculos de todo su cuerpo macizo pero grácil se tensaron de ira; no era posible que ella se fuera así como así, tenían años de estar juntos. Creía que ella siempre le obedecería, que siempre lo seguiría… que siempre lo amaría… ¿Quién si no él la recibió aun sabiendo la aberración que era? ¿Quién si no él le había enseñado todo lo que sabía para matar a quien se le pusiera en frente? Tal vez había sido demasiado condescendiente con ella, quizás no debía haber dejado que tuviera tanta libertad; hubiera sido mejor mantenerla atada como el engendro que era y solo soltar un poco la correa para enviarla a las misiones por las que su fundación ahora era alabada como la salvadora de la humanidad. Tenía que haberla sometido mas a sus deseos, sabía de sobra que nunca se le resistía, nunca se movía de manera incorrecta cuando el la tomaba, era dócil; tan dócil como letal contra los híbridos; cuando la tenía bajo su cuerpo ella se entregaba y no pronunciaba mas que suspiros y gemidos de placer… era suya, no toleraría que anduviera por ahí desperdiciando tiempo que debía ser usado para establecer de una vez por todas la fundación y complacerlo a él. Ella iba a volver o morir.


 



Estuvo a punto de… ¿Cómo era capaz de hacerle algo así a alguien tan lastimado?, era un desgraciado, un mal nacido… se merecía morir por el simple intentó cuando le quitó la camisa y su boca se le hizo agua al ver aquel cuerpo maravilloso y extraño a la vez.
Era única, eso era evidente con solo lo que paso en el pastizal. Pero ahora era totalmente claro que Amelia era y sería la única criatura que podría verlo… y quizás amarlo…
Un leve calor bajó desde su garganta hasta su estómago;
Amar ¿Qué era eso? ¿Cómo sabía que era bueno? ¿Qué no era una farsa? Lo único que entendía de la palabra era lo que había encontrado en los muchos libros que tenía.
Vio el fuego en la chimenea que él mismo había formado en la roca virgen, luego movió la mirada por esa parte de la casa que tanto apreciaba; el cuarto de la chimenea había sido el primero que había excavado, y no se arrepentía de haberle dado la forma redonda que tenía, le hacía sentir seguro.
Cada mueble que había conseguido; No de manera honrada debía admitir;
Le había cautivado en su momento de obtención y le seguían produciendo un sentido de ensimismamiento al verlos. En su sala favorita tenía la oscura y antigua  estufa que había aprendido a usar espiando a las señoras de las ciudades que sobrevivieron al holocausto; la enorme mesada de caoba oscura e imponente en el centro del redondo salón, sobre ella una vajilla variadísima de colores calidoscopios, los tres sillones tan diferentes de forma y color pero que en aquel espacio armonizaban a la perfección, el librero con los tomos que le estaban preocupando estaba apoyado junto a una de las alacenas bien surtidas; le gustaba comer mientras leía y leía, era su única forma de conocer e imaginar, así podía creer que todo cuanto leía era una platica con las personas que en ellos aparecían.
-no puedo desear nada- dijo con tristeza al recordar la única vez que creyó tontamente que podía ser mas parecido a un humano.
 No podía desear ser mas que un ladrón invisible, ser un engendro fugitivo de sus deberes, ser solamente un ángel caído que no moriría en un tiempo cercano.
 No le quedaba más que seguir en la tumba que él mismo excavó y no desear nada. 
Alzó la mano sobre su hombro derecho, estiró un poco mas los dedos y tocó el nacimiento de sus alas; sonrió sintiendo que un extraño agujero se formaba en su pecho, Amelia no había notado sus alas; quizás no las había visto, quizás no le habían importado o quizás no podía ver todo de él… no lo entendería si lo supiera de todos modos; pero con eso sabía que aunque viera la mayor parte de él no iba funcionar lo que él soñaba.
De inmediato comenzó a reír, reír fuertemente, ¿Cuándo había soñado algo? ¿Acaso soñar no es lo mismo que desear? Era un idiota, ¿que no lo había decidido antes? él sabía que deseaba que ella se quedara, que lo conociera y conocerla, era su sueño, su deseo.

Amelia vio los ojos rojos que le sonreían maliciosamente, sentía el calor del cuerpo que portaba esos ojos, las manos que recorrían su cuerpo y le provocaban náuseas
-no…- susurró cuando el monstruo sobre ella intentaba hacerle lo que siempre le hacia –no…ya no…-
Un impacto en su espalda la llevó a otro lado; salvada de él pero en peligro con los ocho híbridos que la rodeaban, eran deformes y le sobrepasaban en altura por casi cuatro cabezas, tenían la mirada perdida como todos esos seres grotescos pero sabían lo que querían y como conseguirlo.
Sangre y carne humana.
Buscó su espada pero al alzar su brazo sobre su hombro izquierdo no estaba, rápidamente se movió hacia la derecha donde había un pequeño agujero en las líneas enemigas, tenía que darse tiempo para buscar un arma y así descuartizar a los ansiosos remedos de humano que la rodeaban pero el paso dado la llevó a caer en un agujero oscuro y frío; el dolor de su pierna y su brazo se volvió incontrolable.
Gritó desesperada, no podía detener la caída, en cualquier instante se estrellaría contra el suelo; vio cientos de rostros contraídos de dolor, ira y locura, cientos y miles de caras le devolvían la mirada colérica, la odiaban.
La detestaban por haberles matado, torturado y masacrado;
Centenares de híbridos que pedían su muerte.
Un temblor la recorrió por completo, y notó la tela firme en su pierna, el cabestrillo en su brazo y alrededor de su cuello.
Era una pesadilla.
Todo ese absurdo juego de sombras y miedo había sido producto de su cerebro nervioso; igual que todas las veces anteriores, dormía con miedo y siempre tenía pesadillas.
Estaba siendo tan débil, tan cobarde… movió la vista por el lugar, era acogedor por el hecho de tener tantas cosas juntas, eran todas muy diferentes pero de alguna forma curiosa se complementaban muy bien, los armarios que cubrían la entrada, el tremendo cofre de hierro colocado en la otra pared bajo un soporte de espadas y cuchillos, el armario con forma de mujer gorda al pie de la cama, las sabanas grises y suaves… el olor tibio de que esa era la cama de alguien… alguien grande y de un dulce pero varonil aroma, una mezcla de maderas antiguas y pasto fresco… podría quedarse ahí y saborear ese olor levemente cítrico; pero no podía quedarse, estaba casi segura que muy pronto la encontrarían, que él la seguía buscando… no era justo para el invisible cuidador quedar envuelto en su caótico escape.
Apartó la sabana que tanto le agradaba y con la mano libre empujó la pierna entablillada hasta que su pie desnudo tocó el suelo frío; un escalofrío subió por cada nervio de su pierna
-contrólate- se ordenó
Debía aislar cualquier sensación ahora, tenía que centrarse en salir de ahí y continuar su camino hacia… Vio las vendas maravillosamente blancas… ¿A dónde iba? ¿Hasta donde tendría que correr para ser libre?
La respuesta le martilló los sesos, no podía ir lo suficientemente lejos de Midjar, él era ahora el hombre más importante de la renaciente población humana, había sido el único que tenía el poder y la habilidad para enfrentarse a los híbridos que se alimentaban de los débiles humanos de aquellos años. Él era el nuevo gobernante, todos lo conocían y le admiraban, lo veían como justo y salvador… cuando era un maldito cerdo prepotente y arrogante que lo único que le interesaba era el poder y ser el centro de atención.
Pero no era momento para estar analizando al bastardo ese, era tiempo de salir. Apoyó la otra pierna y se puso de pie con lentitud, no estaba tan mal como creía, al tener de nuevo su estricta orden de controlarse a si misma podía soportar el malestar; y también había que adjudicarle cierto mérito a las buenas atenciones de Kravel… algún día volvería y le agradecería… algún día…
Su ropa no estaba a la vista pero sí la bata que él había dejado en la cama; como pudo se la pasó por el brazo atado y la amarró de manera rápida a su cintura, la tela era pura seda color azul suave y tibia, no era algo apropiado para andar fuera, dio unos saltillos hasta un jarrón del tamaño de una mesa que estaba lleno de telas, al inspeccionar encontró varios trozos de camiseta, los podría usar para hacerse un top… si tuviera la movilidad de ambos brazos, claro ¿Cómo podía encontrar algo para usar?
-¿no te gusta la bata?-
La voz profunda en un susurro la hizo ponerse en defensiva, dando un saltó no muy gracioso hacía atrás chocando con el jarrón y casi perdiendo el equilibrio de no ser porque Kravel la sujetó en el segundo preciso;
Mmm que brazos, pensó Amelia de inmediato al sentir su cintura sujetada por él.
-¿no te gusta?-
-no me funciona- dijo intentando no sonar nerviosa, ¿estaba nerviosa? ¡Rayos! ¿Por qué se sentía así, que era ese sentimiento?
-¿no te funciona para que?-
-tal vez me sea más cómodo andar por ahí desnuda como tú lo haces-
-no-
La negación rotunda la sobresaltó, podría jurar que sonaba demasiado posesivo, sobre protector y dominante; y lo que la sobresaltó de más fue que el tono no le parecía tan malo, no viniendo de él.
-debes seguir en cama- dijo al notar que ella le veía fijamente, podía jurar que había notado su aceleración al negarse a la idea de ella desnuda por su casa.
No era una mala idea, claro que no, pero lo volvería loco mas de lo que ya estaba;
Iba a cargarla para regresarla a su descanso cuando ella puso su mano izquierda en su hombro para detenerlo y decir
-debo irme-
Amelia no podía creer lo oprimido que sentía el corazón al decirlo, y el rostro severo de Kravel se le mostró asombrado hasta el punto del susto al oírla
-no puedo quedarme… te agradezco todo… pero… tengo que irme y…-
-¿A dónde?-
-¿Qué?-
-¿A dónde tienes que ir?-
-pues… ¿irme no es bastante? No tengo un… no tengo porque decirlo ¿cierto?-
-cierto-
¡Vaya! Pensó mientras él la cargaba, ¿Qué había sido eso?
-te iras mañana- Declaró cuando volvía a cubrirla con la sabana
-¿mañana?-
-mañana Amelia, el día después de esta noche, prepararé algo para ti y podrás irte ¿te parece aceptable?-
-¿Qué? Si… si es…-
-¿quieres comer algo ahora?-
-¿comer?... yo…-
Estaba atónita ¿cómo podía sentir que la lengua se le atropellaba tras los dientes? ¿Era ansiedad y nervios lo que estaba experimentando? Bueno, tenía que aceptar que ver el rostro de Kravel era muy difícil. Tan perfecto y atrayente, que automáticamente agachaba la mirada; su voz que parecía acariciarle, en especial las dos veces que había dicho su nombre.
-¿no comes acaso? Supuse que con un cuerpo casi como el de un humano tendrías al menos uno que otro símil con ellos ¿no?-

¿Porque tenía esa sensación de que el ambiente se estaba poniendo helado?...

Kravel se apartó de la cama y giró sobre sus talones para perderse tras el biombo; sentía tanta ira, tristeza y decepción;
Ella quería irse.
Estuvo a punto de apretar su frágil cuello y obligarla a callar esas palabras tan hirientes pero tan ciertas, él no era nadie para ella como para que le interesara saber donde iba y por qué se iba; Fue un idiota al creer que ella querría quedarse.
Atravesó el pasillo que conectaba el cuarto con la sala redonda y sin pensarlo golpeó la pared rocosa con su puño, lo que provocó que varios adornos cayeran al suelo; estaba seguro que donde ella estaba también había tenido secuela su gesto de irritación, así que dio vuelta otra vez para ver que no le hubiera caído nada encima.

¿Estaba enojado? Había visto esa expresión en el rostro de sus instructores cuando era pequeña, esa notoria insatisfacción para con ella que daba a ver claramente que no estaban conformes con lo que ella era o hacía ¿Kravel estaba molesto porque ella quería irse?
¿Por qué?
Cualquiera hubiera dado gritos de alegría al ver alejarse de su vida a una cosa como ella, el único lugar donde ella había estado recluida era la casa de Midjar y estaba segura que nadie ahí apreciaba su presencia…
¿Por qué Kravel parecía tan molesto?
Seguro era porque pensaba pedirle algo a cambio de sus cuidados y al ver que ella había tenido la intención de irse sin avisar, se sintió engañado.
Eso era, claro que si.
De repente un fuerte temblor recorrió el lugar produciendo que las banderas y el estante de las armas sobre el jarrón se desplomaran; Amelia automáticamente se puso de pie y se colocó en el centro del lugar porque hasta ese momento se había percatado de que justo sobre la cama había colgada una especie de hamaca con varios bultos y cajas que se bamboleaban a punto de liberarse.
El lugar no era apto para un refugio anti terremotos.
-¿te golpeaste?-
Un estremecimiento la llenó por completo, esa voz en ese tono de preocupación la iba a volver loca
-estoy bien… oye…-
Era mejor dejar las cosas claras ante todo, ella estaba en deuda con él, tenía que retribuir de alguna forma sus cuidados
-fui algo grosera al intentar irme, no es que no aprecie tus atenciones, pero no tengo forma como pagarte y yo…-
 -si piensas que te cure y te di donde descansar con la idea de pedirte algo material estas equivocada- le cortó él
-pues no sé porque lo hiciste entonces, nadie ayuda sin esperar algo a cambio-
-no he dicho que no espero nada a cambio-
Al instante Amelia se imaginó recostada en la cama que le gustaba tanto y sobre ella el perfecto cuerpo que había visto entre los matorrales… pero recordó otro cuerpo, un hombre que aborrecía y le forzaba a servirle
¿Acaso Kravel quería ser su nuevo torturador?
-¿Qué quieres entonces?- dijo con la clara idea de comenzar a correr para no volver a sufrir mas ultrajes
-que te quedes-
Amelia estuvo a punto de reír mientras una oleada de calor subía desde sus rodillas hasta su cara ¿él quería que se quedara?
¿Entonces en verdad iba ser una esclava otra vez?
No, no podía creerlo, algo en la mirada gélida de él le aseguraba que no.
-¿quedarme?-
-debes reponerte si los que te hicieron eso están tras de ti, no voy a sentirme culpable si al irte a donde quieras ir estas en las mejores condiciones-
Bien; Pensó ella con las mil cosquillas que le recorrían la espalda;
Eso estaba más gracioso a cada instante.
¿Estaba dándole una excusa tan tonta para ver si ella quería quedarse?
¿Querría quedarse en ese curioso hueco excavado como una tumba y estar más tiempo en la cama calida y poder ver a su frío y gentil anfitrión?… por muy ilógica que se oyera esa comparación ¡Claro que quería quedarse!
Era lo único que quería o había querido hacer… pero era algo que no tenía derecho a querer… no podía querer nada si eso significaba arriesgar a Kravel…
¿Arriesgarlo? ¿Por qué se estaba preocupando tanto por él?
Era un extraño. No podía confiar en nada ni nadie, no tenía porque estar preocupándose por nadie más que ella misma… ¿o sí?
-sano mas aprisa que los humanos, para mañana estaré totalmente bien-
-no lo creeré hasta mañana-
-créelo ahora. No soy… buena compañía y no te creo eso de que solo quieres mi presencia aquí, nadie hace algo a cambio de nada-
-no soy nadie, hice lo que hice porque no soy como las personas que tu pareces conocer- y le señaló el cabestrillo - y te solicito que te quedes porque no me sentiré bien al saber que andas por ahí en medio de esa gente tan mórbida mientras estas herida-
Amelia  ahora sentía que la cabeza le daba mil vueltas; este tipo era increíble, estaba totalmente determinado a que ella de una u otra manera se quedara y por muy tonta que se escuchara creía de alguna forma que no la obligaría a nada, que podía confiar en sus intenciones… pero tenía que irse, lo mas lejos posible, si en verdad Kravel era genuinamente considerado sin importar sus motivos o intensiones no podía seguir poniéndolo en sus problemas, ella debía seguir sola, seguir huyendo y no permitir que nadie la encontrara.
-¿por qué me ayudas?-

Kravel vio el gesto de intriga y dolor que se formaba en el delicado rostro, ella parecía no comprender nada; pero era entendible; ¿cómo iba ella a comprender que estaba tan contento de poder hablarle? ¿Qué también estaba triste porque ella no quería quedarse? ¿Tenía que decirle lo que en verdad le pasaba?
-tu me ves- dijo con firmeza haciendo que sus hombros se cuadraran como si en cualquier momento Amelia fuera a atacarlo.
Y cual fue su sorpresa y su aceleración en el corazón cuando ella comenzó a reír suavemente
-te veo…- dijo entre el sonido glorioso de su risa nerviosa –es obvio que te veo…- soltó un fuerte suspiro para controlar su risa y lo vio a través de lagrimas como diamantes en el nacimiento de sus pestañas inferiores
-¿cómo no podría verte?-
-soy un desterrado- dijo él con suavidad.
Su alma; o lo que quedaba de eso en su interior; se debatía ante lo que estaba por hacer; jamás, en todo el tiempo que tenía de vivir, había hablado de lo que estaba borboteando en su garganta ahora; pero no iba a controlarlo mas.
-llegue aquí cuando apenas era un muchacho, no conocía nada de este lugar ni de sus habitantes… lo único que me habían dicho era que no eran como yo… o que en realidad yo no era como ellos…no tenía mas de unos meses de estar aquí cuando aparecieron los primeros híbridos. aunque era un niño sabía por qué me habían traído a este mundo, tenía que eliminar a todos lo asesinos de humanos… en menos de un año las crecientes hordas habían mermado y no es por ser jactancioso pero tuve gran parte en ello… habíamos llegado a un pueblo bastante grande en lo que en ese tiempo llamaban Centroamérica, los que venían conmigo siempre me mantenían oculto para que nadie pudiera verme…- Kravel sonrió cansadamente rememorando todo eso; sentía que su cabeza iba a explotar y su corazón se detendría en cualquier momento.  Pero le resultaba gratificante que la criatura femenina ante él no pareciera más que absorta e interesada en lo que estaba diciendo; parecía como si en verdad quisiera escucharlo
-…una noche me desperté como siempre lo hacia, listo para comenzar mi cacería. Solo me dejaban atacar de noche, al parecer era mas efectivo en la noche… nunca intente comprender eso, no tenía en la cabeza mas que matar a los engendros y poder regresar a casa… después de ocho años comprendí que no podría cumplir esa idea… no tenía casa, ni familia; un día las personas que me vigilaban habían muerto a manos de otros humanos y estos me llevaban lejos de mi misión y lejos de lo que en verdad quería-
Apretó levemente sus manos en la tela del pantalón y suspiró nerviosamente
–escape la mañana siguiente, haciendo lo que se me tenía prohibido desde un inicio… maté a las dos personas que cuidaban mi encierro… me interné  en un inmenso bosque con la esperanza de perderles la pista… y lo logré… por varios años… en los que descubrí la verdadera razón de que nunca me dejaron contactar con las personas, la razón por la que solo podía salir de noche… para los humanos era invisible… lo comprendí una mañana cuando regresaba a mi escondrijo provisional y me topé con un grupo de jóvenes… parecían ser un grupo alegre y unido… al menos eso pensé al seguirlos cautelosamente hasta la ciudadela donde vivían , intenté hablarles pero no me oían… grité, rogué…  sujeté a uno de ellos ante la impotencia de que me ignoraban… y ese fue el desastre, aunque no me veían ni oían, podían sentirme… comenzaron a decir que era un fantasma, un espectro y al final un híbrido con la habilidad de camuflarse; aunque no era fácil de detectar todas las personas de la ciudad iniciaron una búsqueda para eliminar la amenaza-
Mantuvo la vista intrigado, esperando una reacción de ella y sintió que su interior se aceleraba más. Amelia había inclinado el rostro y parecía llena de dolor y pena.
-… hubiera sido lógico escapar como ya había hecho antes, hubiera sido lo mejor… pero me quedé, quería decirles que no era un amenaza, que no estaba ahí para lastimarlos, mi misión era defender a los humanos, cuidarlos… pero ellos me cazaron como cualquier híbrido, enviaron a grupos tras grupos de expertos cazadores hasta que me sometieron…- dio una leve carcajada llena de ira
–fue tan estúpido en realidad… una mujer dijo que ella podría contactarse conmigo, que yo era un espíritu desolado y que ella podría llevarme a la luz… no se que significaba eso pero fui tan tonto que dejé que se acercara… me atraparon en poco tiempo y me encerraron, estaba tan enojado que no pude explicarme… no pude decirles que no era lo que creían… los primeros sujetos en intentar someterme, de los que había escapado treinta años atrás me llevaron de nuevo y me…-
-te mantuvieron en cautiverio- Amelia lo vio con notable tristeza -¿sabías que el lugar donde te tenían era una fortaleza de la nueva alianza humana?-
-¿Qué?-
Kravel contuvo el aliento, sus perfiladas cejas casi formaron una sola sobre el inicio de su nariz.
La voz de Amelia se volvió un hilo débil, no podía creer que la vida fuera tan absurda, tan cruel.
-yo… yo ya te…yo no te… yo no…-
Alzó el rostro para ver la expresión de duda en aquel rostro perfecto, había sido una tonta ¿cómo no se había dado cuenta antes? A su mente llegaron los rumores que circulaban en la base de entrenamiento, cuando el grupo de captura al fin había conseguido al primer guerrero.
Recordó como todos los escuadrones de escudos se maravillaban y reverenciaban a los escudos dorados por tal hazaña.
-cuando mi escuadrón me informó que nuestra hechicera… había encontrado lo que tanto tiempo buscábamos… simplemente mandé a… yo no…-
-¿escuadrón?-
-…yo envié a la mujer que te llevó a la trampa-

Siguiente cap. 3 ;) próximamente 







                                                    Att. Aurora