Memoria
Anrys
ya tenía la cena en camino; había encontrado a una jovencita de unos veinte
años muy parecida a ella; sabía que Kire adoraba a las niñas que le recordaban
a ella; de cabello castaño, de ojos grandes y claros, esbeltas y de labios
finos. Ya le había dado el golpe de gracia y la cargaba en brazos como si se
tratara de una bolsa vacía, el callejón lateral al bar donde su víctima había
tomado su última cerveza conducía directamente a la carretera hacia la casa, no
tardaría ni diez minutos en llegar. Pero algo la detuvo; podía ver claramente a
través de las penumbras; frente a ella, alguien estaba esperando.
-buenas
noches- dijo con calma mientras continuaba su camino hacia la criatura, porque
sabía perfectamente que aquel ser no era un humano, no tenía la presencia de
uno.
-muy
buenas noches- respondió la figura con la voz grave y melódica -¿tu amiga está
dormida?-
-no
es mi amiga, y está muerta-
-qué
pena ¿tú la mataste?-
-no
me gusta que me traten tan amistosamente…-
El
extraño por fin estuvo a la distancia mínima para verlo con detalle. Era alto
de un poco más del metro ochenta, tenía la contextura atlética y firme que
muchos humanos intentan lograr tras horas bajo pesadas maquinas y riguroso
entrenamiento.
-pues
disculpe señorita- su cabello azabache brillaba con reflejos dorados por la
débil farola al final de la callejuela tras él.
-esta
disculpado, por favor déjeme pasar- dijo pues el tipo se había puesto en el
centro del callejón.
-¿puedo
ayudarle?- dijo él extendiendo los brazos.
-no
gracias, estoy bien, solo déjeme pasar-
Él
sonrió con calma mientras Anrys lo veía de manera cansada, detestaba a los
seres como aquel, que creían que con esas galanterías y por tener un rostro
atractivo todas las féminas caerían a sus pies.
-lo
diré de nuevo, déjeme pasar-
-claro,
no tiene porque alterarse- y se puso de lado apoyando su espalda contra la
pared del bar.
Anrys
dio unos pasos hacia la calle que corría rumbo al centro de la inmunda cuidad.
-buenas
noches…Anreiat-
Al
sonido de esas palabras la visión de ella se le volvió turbia y soltó el cuerpo
sin vida, no podía moverse y con dificultad respirar ¿Cómo era posible tanto
poder? No había percibido nada en aquel ser ¿Cómo era posible que fuera más
fuerte que ella y pudiera controlarla tan fácilmente?
-soy
más fuerte, si, porque usted me da el control, aunque no lo comprenda… no,
aunque Tú no lo quieras recordar-
Él
estaba leyendo sus pensamientos ¿Cómo podía hacerlo? se le acercó levemente y
con un movimiento sutil del dorso de la mano acarició su mejilla
-¿tienes
idea de lo solo que he estado? ¿Cuánto tiempo he estado buscándote?-
Ella
no podía responder, sentía que le apretaban la garganta y le cortaban la
respiración
-pero-
continuo él poniéndose frente a ella y sujetándole ambas manos –al fin te
encontré, todo está bien ahora-
Anrys
quedó petrificada más que antes al sentir las lagrimas correrle por el rostro.
-niña-
dijo él dándole un apretón en ambas manos -vamos a casa-
Ella
intentó tensionar cada músculo del cuerpo intentando liberarse y su mente
gritaba el nombre de Kire con todas sus fuerzas, rogaba a los poderes más
ocultos que él la escuchara y viniera a ayudarla.
Kire
salió de la ducha, puso su mano sobre el toallero junto al cesto de ropa sucia
pero no encontró toallas para secarse, y de seguro Anrys se molestaría si dejaba
el piso empapado. La alternativa: tendría que correr hasta el cuarto contiguo a
la habitación, que era el cuarto de ropa, para buscar una toalla limpia, abrió
la puerta y vio el pasillo alfombrado
-maldita
sea- murmuró.
Estaba
tan preocupado de no mojar la alfombra que no le importaba estar completamente
desnudo ante el ventanal que daba directamente a la playa, donde siempre había
personas. Y justamente había un grupo alrededor de una gran fogata.
Aunque
la casa estaba a unos veinte metros arriba del nivel de la playa, el ventanal;
donde le encantaba contemplar el océano; casi del tamaño de la pared desde la
puerta al cuarto de ropa hasta la pared de la fachada de la casa por el puente
colgante, Permitía que la visión de la gente en la playa, si era buena, viera
con claridad todo frente al ventanal. Pero a Kire no le importaba, nunca había
puesto mucha atención a su cuerpo en forma humana; en él que pasaba la mayor
parte del tiempo. Para él era igual a los otros hombres, con todas las partes
de uno, sin omisión. todo él era firme y recio, así decía Anrys cuando lo
acariciaba… cosa que le encantaba, sentir las manos suaves y temblorosas que lo
recorrían todo, sentir el cuerpo delgado de ella contra el suyo que parecía una
roca mientras él le daba leves mordiscos en el cuello y en los senos y ella se
estremecía y producía esa risita leve que lo excitaba… notó el agua que ya
estaba siendo absorbida por la alfombra en la puerta del baño, y también notó
que el órgano entre sus piernas estaba haciendo caso a los recuerdos de esas
manos y esos contactos; se apresuró para buscar la toalla y después de secarse
se vistió con unos jeans negros y una camiseta azul oscuro. Le agradaba esa
ropa humana; hecha por humanos no de humanos; era sencilla y cómoda, con ella
podía andar por el bosque o la cuidad sin que nadie lo viera como algo
extraño.
Observó
la costa desde la ventana del cuarto, tenía mucho que hacer para lograr lo que tenía
planeado, no solo dejar ese lugar que en cierto punto le parecía un hogar,
también tendría que eliminar a sus hermanos si estos volvían a atacar y estaba
también la cuestión de tener que enfrentarse a aquel demonio… no era cómodo
estar huyendo, pero no tenía otra forma de conseguir lo que deseaba: que lo
olvidaran por completo.
Notó
que ya había pasado mucho tiempo como para que Anrys regresara con la comida,
ella nunca se adentraba a la cuidad, siempre cazaba en los alrededores, donde
estaban ubicados los bebederos de las bestias, como ella llamaba a los bares
donde los humanos se reunían a beber líquidos destilados y fermentados. Un
fuerte peso cayó en su estomago, un nudo se formó en su garganta
-no
fue un sueño-susurró temiendo lo peor.
Se
apresuró al ponerse los tenis y por las carreras, tropezó con la maldita
alfombra húmeda rodando escaleras abajo hasta chocar con el armario de los
abrigos; salió disparado cruzando el puente a toda velocidad, el malestar en su
estomago y su pecho le aseguraban que nada estaba bien, tenía que encontrarla
rápido… antes que él.
El
poderoso ser le seguía sujetando las manos y apretándolas con suavidad, Anrys no
comprendía porque las lagrimas brotaban de sus ojos con tanta insistencia, se
daba cuenta que aquel ser de rostro ligero y seductor, de mirada serena y
profunda la tenía a su merced e intentara lo que intentara no podía separarse
de él, seguía pensando en la manera de sacar a su cuerpo de ese letargo ¿pero
como? Lo único que podía sentir era miedo, miedo de estar a su merced y de no
poder contener esas lagrimas estúpidas que parecían quemarle el rostro.
Y
de inmediato sintió su cuerpo libre de presión.
-¿ya
estas tranquila?-
-¿Qué
quiere? ¿Matarme? ¿Comerme?-
-solo
quiero estar contigo-
-¿Viene
de parte de los Kalwa? ¿De los otros demonios?-
El
no respondió y se inclinó ante ella para darle un besó el dorso de su muñeca,
inmediatamente ella sintió un escalofrió recorrer todo su cuerpo hasta hacerla
ruborizar
-¿Qué
es lo que…-
-¿Qué
es lo que quiero?...- dio un paso más hacia ella, apartando el cuerpo que los
dividía con una sutil patada
-ya
estuvo bueno de este juego a la casita… - le pasó el brazo rodeando su cintura
y la atrajo hacia él con rapidez y gentileza –tuve que pasar por mucho para
encontrarte- dijo mientras Anrys sentía que caía en la profundidad de aquellos
ojos verdes tan serenos y misteriosos -no sabes cuanto tiempo te busqué -
Anrys
estaba atónita y su sorpresa llegó a terror mientras él pasó a acomodar un
mechón de su cabello detrás de la oreja derecha rozando levemente con la yema
de sus dedos su piel que pareció arder ante el sutil contacto
-¿Cómo
es…? ¿Cómo?- susurraba mientras él continuaba sonriendo dulcemente y
atrayéndola a la misteriosa luz que sus pupilas le brindaban.
-debes
recordar…- le susurró como realizando un hechizo sobre ella -… recuerda cuanto
deseaste que te tuviera así- le besó la mejilla.
Algo
dentro de ella le decía que esto era la verdadera felicidad, que eso era lo que
tanto había deseado tener, sentir, vivir… ella no tenía la más mínima intención
de apartarlo, ahora deseaba que le besara mas, que le besara cada parte del
cuerpo. Que esos brazos fuertes pero gentiles que la envolvían nunca la
soltaran, estar en ese abrazo cálido y potente siempre
-¿Quién
ere...- susurró cuando sus ojos ya no podían ver nada mas que el brillo
abrazador de los de él. Y un mar de imágenes y emociones la inundaron.
El
único pensamiento ahora era que deseaba probarlo, deseaba sentir la sangre de
este ser en su garganta y en su piel, así podría conocer a fondo quien era esta
criatura, saber sus secretos, sus deseos; así que se inclinó lentamente hacia
él y mordió el labio inferior del sujeto y cuando el maravilloso líquido apenas
rozó su lengua inició el recuerdo que le destrozó una parte de su ser: vio un
cuarto brillante y lleno de colores tiernos, se sentía ansiosa y emocionada,
estaba junto a él y era lo único que importaba
-este
será tu lugar de descanso-
-¿descanso?-
Orchza
asintió levemente, haciendo que algo dentro de Anrys se agitara.
-esta
es tu cama- le colocó la mano sobre la suave superficie
-cama-
repitió intentando que su voz sonara como la de él, pero sin éxito
-sí,
tu cama, aquí está la puerta hacia fuera-
-déjala,
ella puede conocer las cosas por su cuenta- protestó Kire que estaba apoyado
junto a uno de los ventanales
-todavía
no entiende las cosas, deberías preocuparte más, su locomoción y su habla están
tan retrasados-
-aja-
-a...ja...-
repitió ella que lo veía con notorio interés, era tan diferente a Orchza, no
era tan blanco como él, su cabello era muy claro y sus ojos tenían un color
totalmente diferente, pero le gustaba el color de los ojos de Orchza, era
fresco… era bonito…
-¡Bien
Anreiat!-
-¡no!-
Objetó Orchza tomándola de nuevo de la mano para hacer que lo viera a él,
provocando que una corriente eléctrica inundara cada fibra de sus brazos
-se
dice: está bien-
-¿esta…bien?-
-sí,
correcto-
-si…
corrrrr…-
-¡No!-
gritó Kire al ver la escena que tanto le había perseguido en sueños: Orchza
abrazaba y besaba a su querida Anrys. Por primera vez en miles de anocheceres
el deseo de destrozar algo con sus propias manos volvía, quería destazarlo, si,
partirlo trozo a trozo mientras aun sintiera cada desgarre.
Orchza
al oír el grito desesperado abrió los ojos para verlo, pero no fue hasta un
segundo después que separó sus labios de ella.
-Kire,
tanto tiempo sin verte- dijo como alguien que ve a un entrañable amigo.
-¡a mi no me vengas con tus palabras
bonitas! ¡Deja a Anrys!-
-¿A
quién?... ¡ah! Si, ahora le llamas así…-
Pasó
la mano por entre el cabello sedoso de la inconsciente en sus brazos, haciendo
que el sujetador se cayera, Kire se lanzó hacia él con la furia descontrolada
mostrando su forma demoníaca, la piel totalmente roja escarlata de textura
maciza, los ojos dorados y brillantes, el cabello largo y platinado, las garras
y colmillos enormes y negros, cada vena y músculo exaltados por la rabia; pero
la transformación no fue útil; centímetros antes de clavar sus garras en el
cuello blanquísimo de Orchza, esté había movido a Anrys abrazándola para que viera directamente a
Kire, ella que estaba como en un tipo de trance, que le hacía recordar poco a
poco.
-¿Quién
soy yo?-
-Kire-
dijo ella sonriéndole, Kire estaba de pie frente a ella, en aquel amplio cuarto
lleno de libros.
-¿Quién
eres tú?-
-an…
anri...-
-Anreiat-
corrigió él sentándose junto a ella -eres Anreiat- vio por la ventana que estaba
junto al escritorio -¿sabes? A mi
parecer es un nombre muy raro, ¿Cómo te gustaría que te dijeran?-
Ella
ladeó la cabeza hacia la derecha haciendo que su cabello largísimo cayera sobre
el hombro de él cubriendo su brazo y su mano apoyados en el sillón.
-¿gustaría?...
¿Qué es gustaría Kire?-
Kire
metió la mano entre su cabello y lo acarició en sus dedos, era una sensación
agradable pero no era como tocar a Orchza
-el
verbo es gustar, y significa que algo te
agrada o te hace sentir bien-
-Kire
me gustaría- dijo viendo con interés como jugaba con su cabello
-no
estás usando bien el verbo, gustaría es futuro, para el presente se dice gusta-
-¿gusta?…
Kire me gusta-
Él
sonrió y ella le devolvió la sonrisa sujetando la mano que aun jugaba con su
cabello
-anri…-
negó levemente – ¿Anreiat le gusta a
Kire? –
Él
se quedó petrificado ante la pregunta.
-¿Kire?...-
Él
se levantó con calma y tomó el libro del escritorio
-vamos
a leer un poco ¿te parece?-
-¡Mal
nacido! ¡Te voy a sacar las entrañas!-
-por
favor no grites, Anreiat podría despertarse-
-¡Déjala!
¡No tienes nada que ver con ella!-
Orchza
no cambio su semblante elegante pero sus palabras se tornaron severas
-…ella
es parte de mi, somos uno solo, eres tu quien no tiene nada que ver con ella…
sucio demonio-
-¿Qué
es eso Orchza?- preguntó viendo con mucha atención lo que él sostenía
-es
una espada, un arma para atacar a tus oponentes, hoy te voy a enseñar cómo usarla-
-¿para
qué quiero usarla? Kire me enseño a pelear-
-pelear
con uñas y dientes es un modo muy vil de lucha, es mas estético y menos
engorroso pelear con una espada-
-como
tú digas Orchza- dijo ella tomando la espada por la hoja
-ten
cuidado niña-
Ella
sonrió complacida al ver su sangre correr por el plateado metal
-me
gusta que me digas así-
-…
y veo que te gusta más ver la sangre-
Ella
se encogió de hombros y se limpió la mano como un felino lo haría, lamiéndola.
-es
que huele rico… y sabe rico- sonrió levemente mostrando los sutiles colmillos.
-no
es correcto decir esas cosas-
-
si Orchza- y agachó el rostro, pero él de inmediato la tomó por la barbilla y
la hizo verlo al rostro
-nunca
te inclines ante nadie, no le esquives la mirada a nadie, tú eres superior a
todos-
-¿superior
que tú?-
-
eres igual que yo-
-¿Por
qué?-
Él
le acarició el cuello con el dorso de los dedos y ella se estremeció levemente.
-porque
tú y yo somos lo mismo, tu y yo…- se acercó lo suficiente para poner su frente
contra la de ella –somos uno solo-
-tengo
miedo- dijo ella viendo aquellos profundos ojos verdes
-¿miedo?-
pregunto él apartándose
-mi
cuerpo tiembla y no puedo respirar… y… y… no…-
-eso
no es miedo- y de repente le rodeó la cintura con el brazo -es emoción, es ansiedad… es…-
Ella
se apoyó en aquellos hombros altos y anchos para rozar sus labios con los de
él, Orchza suspiró levemente, Anreiat sabía perfectamente que no debía hacer
esas cosas, pero sentía la necesidad de estar mas cerca de él, era todo lo que
deseaba… y se desmayó.
-¿Qué
pasó?- exclamó Kire al verlo entrar al estudio cargándola y depositarla en el
sofá, luego dio la vuelta y se fue.
-¿Kire?-
dijo ella al reaccionar.
-¿estás
bien?-
Ella
asintió y le tocó el rostro
-¿Por
qué cuando tu boca está cerrada yo oigo tu voz?-
-¿mi
voz?... ¿y qué oyes?-
-quieres
llevarme afuera… a la nieve-
Él
le sujetó la mano.
-yo
quiero ir contigo afuera, llevemos a Orchza también-
-¿quieres
mucho a Orchza?- preguntó mostrándole a Anreiat un rostro apagado que no
correspondía al que normalmente él tenía
-él
es igual a mí, él es yo-
-¿me
quieres a mi?-otra mirada distinta en espera de la respuesta.
-si-
-yo
también te quiero mucho ¿sabes?-
-¿Por
qué?-
-porque
soñé mucho contigo y pedí mucho porque vinieras-
-¿Cómo
soñaste conmigo si no me conocías?-
-porque
no te conocía es que soñaba contigo-
-entonces
¿yo vine porque tú me soñaste?-
-bien
claro tenías que Anreiat fue hecha para estar conmigo, ella es la única que
puede entrar por la puerta sagrada para comenzar el fin de esta estúpida guerra
entre nuestros mundos…-
-¡no
me importa esa estúpida guerra! ¡Anrys no se va ha sacrificar por nadie!-
Orchza
dio un paso hacia atrás, aun sosteniéndola. No iba a dejar pasar más tiempo.
-lo
siento por tus obvios celos y por tu inútil egoísmo, ella existe para ese
propósito y para ser mi compañera… debería matarte por el solo hecho de
habértela llevado de mi lado…- de improvisto un rayo salió de su mano derecha, que
estaba libre del peso de Anrys, y fue a parar al hombro de Kire, pero éste no
hizo ningún movimiento ni gesto de dolor, parecía que la cólera le impedía
sentir algo más.
-o
mejor arrancar cada extremidad de tu cuerpo y dejarla podrirse mientras mueres
lentamente por atreverte a tocarla… por haber…-
Cientos
de rayos dorados los rodearon y un brillo plateado comenzó a salir de Orchza
como si fueran llamas que lo consumirían, pero Kire comenzó a reírse y dijo con
notoria satisfacción.
-
¿haberla hecho mía? ¿Haberle enseñado lo que amor realmente significa?-
-¿lo
dices en verdad?-
-sí,
llévame afuera, quiero conocer el mar, las montañas, todos esos lugares que me
has enseñado en libros… quiero irme… contigo- el viento en el patio amurallado
mecía las hojas del roble bajo el cual Kire estaba sentado, Anreiat lo veía con
expectación mientras apretaba la mano sobre su vestido floreado que imitaba las
lindas florcillas que crecían en el pasto, sus pies se mecían nerviosos sobre
él, bajo el columpio donde estaba sentada.
-¿y
qué pasa con Orchza?-
Ella
inclinó el rostro levemente, estaba decidida, pero una parte de su interior le
rebatía por separarse de él.
-no
estás segura- dijo él que ya podía escuchar sus pensamientos
-¡si
lo estoy! Orchza nunca me va a dejar salir… quiero ser como tú, quiero salir… - y en un fuerte impulso se
lanzó a sus brazos -¡quiero estas solo contigo!... porque yo…- apretó el rostro
contra el pecho cálido y duro escuchando aquel corazón que palpitaba casi tan
rápido como el de ella –porque yo…- murmuró
-…
yo también…- Kire la abrazó con fuerza y le beso la sien -te amo-
Los
rayos que laceraban a Kire eran cada vez más fuertes, su piel, aunque se
recuperaba rápidamente, dejaba salir gran cantidad de sangre que ya había teñido su cabello de un tono
ocre, su brazo derecho ya no quería responder mientras intentaba una y otra vez
acercarse a ellos, y cada vez mas rayos volvían a repelerlo
-tú
no eres nadie para impedir su destino-
-ya
una vez te derroté… volverá a pasar… ¡volveré a vencerte!- gritaba a cada
intentó.
Anreiat
estaba cubierta por una larga capa marrón, sus zapatos grises de tacón grueso
cubiertos de lodo, el viento era congelador pero la piel en su rostro, cuello y
escote seguían sonrosados, se había desatado el corsé para poder correr más
cómodamente así como también se había levantado el vestido amarrándolo a el
listón de cinta crema de su cintura y quitado el armazón que lo hacía parecer
una enorme sombrilla blanca. Pero no le importaban las prisas, mientras
siguiera sujetando la mano de Kire, que la conducía por cientos de callejones
hediondos y oscuros, estaba feliz. Ya tenían más de tres días de haber salido
de aquella mansión, de haber dejado a Orchza, después de haberlo confinado en
aquel hechizo que solo Kire conocía. Pero ya se imaginaba que en la próxima
esquina él aparecería para regresarla a la seguridad… a su lado, las emociones
se le revolvían en el pecho y el estomago, La duda comenzaba a impedir que
corriera más rápido, pero no dejaría a Kire, pasara lo que pasara.
-entremos
aquí- dijo él abriendo la puerta de una triste taberna en una de las calles más
pobres e inmundas de la ciudad. El local era rectangular, con cinco mesas de
madera tosca y sucia, la poca iluminación, que provenía de unos candiles en dos
esquinas opuestas a la entrada, a duras penas dejaba ver la figura de tres
hombres de una de aquellas mesas y al tendero apostado tras la barra
limpiándola con monotonía mientras examinaba a los recién entrados.
-¿tiene
hospedaje?- preguntó Kire con tranquilad, no necesitaba acercarse al tendero,
la entrada no estaba ni a cinco metros de distancia
-hay
espacio si, son dos monedas firmes la noche-
-muéstreme-
respondió con cierta indiferencia mientras sacaba de la bolsa del chaleco un
par de monedas plateadas.
El
cuartucho era estrecho y sucio, ratas del tamaño de gatos pasaron dos veces por
entre sus pies, los sonidos de los cuartos vecinos se colaban por las
agrietadas paredes y piso de madera. la cama colocada contra una de esas
paredes que parecía que en un movimiento mas de los vecinos se vendría abajo,
estaba totalmente hundida en su centro, la cabecera y los pies de la cama eran
de hierros oxidados, aunque en su tiempo de esplendor se hubiera visto
majestuosa con tan intrincado trabajo en el metal; el resto del lugar lo
ocupaban una silla carcomida apoyada en la esquina junto a la puerta y una
mesita gris que alguna vez pudo estar pintada de linda laca blanca en donde
estaba colocado un tazón de aluminio mal remachado conteniendo un poco de agua.
-bien,
la tomamos- dijo Kire, colocando el zurrón que había traído cargando en el
hombro derecho sobre la cama.
-muy
bien señor, buena noche- dijo el tendero recibiendo las monedas y viendo de
reojo a la joven, que solo había dado un paso dentro del cuarto.
-solo
lo necesitamos para pensar un poco, por ningún motivo dejaría que te quedaras
en un lugar así…- dijo Kire cuando el encorvado dueño ya había salido y cerrado
la desvencijada puerta tras él.
-no
me importa, está bien-
-no,
no está bien- declaró con tono enfadado –no vayas a creer que la vida fuera de
la casa de Orchza es así… -
-no
me importa…- se acercó a él que estaba dándole la espalda –no me importa- y
sujetó la mano derecha de él entre las suyas –además…- dijo mientras apoyada su
frente contra su hombro, porque hasta ahí llegaba su altura -… tu ya me
prometiste mi casa en la playa… y sé que me llevaras ahí después, mientras
tanto puedo quedarme donde sea… no me importa-
-bien…-
dijo él –dame la capa-
Ella
rápidamente la desamarró de su cuello y la puso en sus manos, Kire le dio una
fuerte sacudida y la extendió sobre el colchón.
-no
vayas a salir, iré a buscar algo de comer-
-no
tengo hambre, mejor quédate conmigo-
Él
le sonrió mientras ella se sentaba despacio en la cama, que rechinó como si
fuera a desplomarse. Kire tomó la silla cerca de la puerta y la puso frente a
ella y se sentó.
-¿el
mar está muy lejos?- preguntó llena de ansiedad.
-
si vamos hoy tardaremos tres días-
-¿y
si vamos a las montañas?-
-eso
está más cerca, si partimos ahora en carruaje llegaríamos la noche de mañana-
-quiero
ver las montañas…- guardó silencio al escuchar que alguien se quejaba en el
cuarto contiguo y ver que el tazón con el agua sobre la mesita se movía
bruscamente derramando un poco del contenido
-no
le prestes atención- dijo Kire rápidamente al notar la intriga en ella
-¿la
están golpeando?- preguntó pues los quejidos continuaban aumentando
-no,
te dije que no pusieras atención a eso…- dijo él mostrando algo de incomodidad,
y de inmediato su vista se quedó fija en la pierna expuesta de ella, la media a
la mitad del muslo sujeta por dos tiras que se perdían en la falda arrugada.
-¿Kire?-
dijo ella al notar su mirada perdida -¿te sientes mal?-
Él
no respondió, se le acercó bruscamente y soltó rápidamente el listón que
sujetaba la falda que extendió con nerviosismo a su largo original
-…
la noche va a helar- dijo mientras estaba hincado frente a ella terminando de
alisar la falda. –saldré a buscar comida… yo también necesito comer… quédate
aquí, no salgas… no te acerques a las paredes… mejor intenta dormir un poco
¿sí?-
Ella
asintió levemente y le acaricio el cabello.
-¿estás
nervioso?- dijo con calma mientras su mano se detenía en la mejilla firme y
liza.
-¿se
nota?- murmuró él sin levantar la mirada de los zapatos enlodados.
-¡¿Qué
pasa?!- gritó Orchza viendo como Kire caía de rodillas escupiendo sangre y ya en
su forma humana -¿no que me derrotarías? ¡Vamos! ¡Sigue intentando! ¡Sigue con
tu estúpida idea! ¡Quiero que tú mismo seas el causante de tu muerte!-
Tomó
por los hombros a Anrys y la levantó del piso, pero ella seguía inmersa en sus
recuerdos, tenía la mirada fija, ahora viendo el rostro de Orchza bajo ella.
-
te diré la verdad… ¿sabes porque no te he matado?- dijo a Kire mientras volvía
a bajarla esta vez para cargarla en sus brazos –quiero que Anreiat despierte
por completo y al hacerlo ella me pedirá matarte…-
Kire
ya no podía ponerse en pie, ahora eran sus piernas las que no respondían, pero
aun tenía fuerzas para pelear, la furia aun lo impulsaba a pesar del tremendo
dolor en cada parte de su cuerpo, su mente esta mas lucida que nunca y sabia
como podía destruir ese campo de fuerza, solo que al hacerlo lastimaría a sus
ocupantes… Anrys era más fuerte que él, lo había visto aquella vez, ella podría
sobrevivir a su ataque… tenía que hacerlo.
El
sol se ponía por el horizonte, al lado izquierdo del carruaje, Kire había
sujetado su mano todo el camino y eso era suficiente. Aunque la noche anterior
ella lo había visto tan nervioso y ansioso. Sabía que él quería estar con ella,
íntimamente hablando, lo podía escuchar claro de sus pensamientos. Pero él no
había dicho nada; no había hecho nada, aparte de pensarlo, claro.
-quiero
estar contigo- dijo ella de repente
-¿Qué?...
estás conmigo ¿no?- dijo él riendo levemente, pero de inmediato su rostro
cambio de gesto y de color al ver y sentir que ella le movía la mano para ponerla en su escote
-sé
que quieres tocarme- dijo con calma, pero Kire apartó la mano con rapidez
-no
digas eso…- se apartó de ella y corrió la tela que cubría la ventana para ver
el pueblito que se asomaba a la falda de las imponentes montañas escarchadas de
Azul y Blanco
-yo
quiero que me toques… quiero estar contigo-
-no…-dijo
él con rotundidad –no entiendes que estás diciendo…-
-enséñame
entonces-
Él
la vio por sobre el hombro y sonrió al ver que ella le sonreía de manera
cómplice.
-al
llegar al pueblo… Anrys-
-¿Anrys?-
-es
tú nuevo nombre-
-Anrys…me
gusta…-
Pero
la llegada al pintoresco pueblito albino no pudo ser, en la última curva entre
las colinas ante la entrada al lugar los caballos se encabritaron violentamente
haciendo que todo el carruaje se volcara, Kire sacó rápidamente a Anrys
rompiendo la lona negra del techo mientras el Cochero corría despavorido
gritando -¡Un demonio! ¡Dios nos ayude!-
Pero
no, lo que había aterrado a los caballos y al cochero no era un demonio, aunque
su apariencia de locura y rabia lo hacía ver temible; el que estaba bloqueando
el camino… Orchza.
-los
encontré… se acabó el juego-
-¡Orchza!-
dijo ella con una mezcla de asombro y miedo, nunca lo había visto así, los ojos
eran totalmente blancos con una única línea verde como el iris de un gato a
contraluz, su piel parecía del más fino mármol blanco veteado por venas
azuladas que se marcaban perfectamente en su cuello y se perdían bajo la camisa
blanca de vuelos en el botonado, Las manos destellaban como si fueran llamas
vivas de color dorado y rojo, y de su espalda ondas plateadas de la misma
energía que en sus manos formaban un par de alas como de murciélago.
-
Anreiat, te dije que no tenías porque apresurarte…-
-¡tú
nunca me ibas a dejar ir!... ¡Yo quiero ver el mundo!-
-¿el
mundo?… ni siquiera sabes que es un mundo, o cuantos mundos hay, aun tienes
mucho que aprender-
-¡quiero
aprenderlo afuera!- dijo con seguridad mientras sujetaba la mano de Kire con
fuerza -¡quiero estar afuera con Kire!-
-con
Kire… ¿y ya te dijo él todo sobre nosotros?-
Ella
titubeó levemente -¿todo sobre…?-
-¿ya
te dijo que tú, yo y él no somos como las personas?… no somos personas… -
-¡Basta
Orchza! ¡Ella debe saberlo por su cuenta!- intervino Kire
-no,
tu ya la trajiste hasta aquí, así que yo le diré el resto… veras, Kire es de la
raza de los demonios, una raza que ha azotado a los humanos desde sus inicios-
dio unos pasos hacia ellos y el resplandor en su espalda y sus manos
desapareció –yo soy de la raza de los ángeles, nuestra raza se ha encargado de
eliminar a los demonios para permitir que los humanos en este mundo sobrevivan
a su barbarie- extendió la mano hacia ella
-tú
no eres ni de una de especie ni de otra…-
Y
sin comprender Anrys soltó la mano de Kire y dejó que Orchza la llevara a su
lado
-¿Por
qué…?- dijo asustada y viendo como Kire la veía más aterrado que ella
-no
puedes negarte a la verdad, tu eres parte de mi y siempre querrás estar
conmigo… sé que ahora estas muy confundida por el cariño que le tienes a Kire,
pero él no significa nada para ti en realidad… el solo fue el alfarero para
darte un cuerpo… yo te di tu esencia, tu verdadero yo-
-¿alfarero?...-
Orchza
le sujetó levemente la barbilla para acercar su rostro al de él -entre ambos te…-
-¡basta!-
En
las manos de Kire apareció una enorme espada hecha del fuego más rojo, y
alzándola como si fuera de papel, asestó un tremendo golpe en el hombro
izquierdo de Orchza que se apartó de Anreiat tambaleante, mientras su camisa,
ahora rota, se impregnaba de un líquido azulado;
-¿te
molesta la verdad?- dijo mientras se palpaba la profunda herida -¿quieres que
vea las cosas del mundo y le impides conocerse a sí misma?... ¡Que falso! ¡Solo
eres un egoísta! –
Su
mano derecha volvió a arder creando una bola de brillante fuego a pocos
centímetros, y dijo a Anreiat – ¿vez que los demonios son seres que solo buscan
su propia felicidad?… a él no le importas en realidad, te quiere a su lado para
estar bien… solo por su propio placer-
Y
de inmediato lanzó la bola incandescente directo a Kire que intentó esquivarla
con el lomo de la espada pero esta, junto con él, fueron rodeados del fuego
dorado.
-¡no!
¡Kire!- gritó ella más alto que los gritos de dolor del demonio envuelto en las
calcinantes llamas. Corrió hacia él y sin pensarlo lo abrazó y las llamas
al estar en contacto con ella se
evaporaron.
-¡Si
quieres enojarte con alguien hazlo conmigo! ¡Fui yo quien quería salir!-
-tú
solo imaginaste que sería genial ver las tantas cosas que Kire te había
contado… aun eres una criatura inocente-
Ella
continuaba abrazada al lastimado demonio que tenía la piel al rojo vivo, y no
porque tuviera su forma demoníaca;
-ven
conmigo y te enseñare lo que hace falta, para que cumplas la misión por la que
naciste-
-no…-
dijo Kire con dificultad –Ella no es lo que tú necesitas para tu pelea… ella no…-
-ella
es a la única que necesito, solo ella puede lograr lo que cientos han
intentado… para eso la trajimos a este mundo-
-nos
equivocamos…ella no puede hacerlo… no debe hacer…- apoyó levemente su peso en
Anrys.
-
eres un cobarde… nada mas- declaró Orchza mientras hacia un gesto con sus
brazos cruzándolos sobre su pecho y de inmediato Anreiat soltó a Kire y se
volvió hacia él
-ahora
te mostraré de lo que mí amada Anreiat puede hacer-
De
súbito los ojos de ella se volvieron totalmente negros
-¿tengo
que hacerlo?- preguntó con un hilo de voz; no podía controlar su cuerpo, o sus
emociones, deseaba matar a Kire, quería ver su sangre deslizarse por sus manos
y hundir sus colmillos, que ahora rozaban filosos su labio inferior, lo más
profundo posible en el cuello robusto y lastimado.
Kire
pudo escuchar tales deseos, ella lo sabia perfectamente y podía ver en los ojos
dorados de aquel demonio los suyos propios que mostraban aquella frialdad, los
colmillos de blanco marfil manchados levemente por la propia sangre, la piel de
blanco cristalizado enmarcada por el cabello totalmente negro como la noche.
Sintió
miedo, verdadero miedo, ante aquel ser que parecía frágil como el cristal pero era en realidad
como el diamante, alzó la mano para cerrarla con impresionante fuerza en el cuello
de Kire y levantarlo.
-An…
- susurró él ante la presión desbordante de aquella mano de cristal fría y
poderosa.
-ya
tuviste tu utilidad demonio… ya no necesitamos de ti- dijo ella con voz suave
pero casi idéntica a la de Orchza, él tocó el brazo frío que lo estaba matando
y olvidando el dolor que sentía, no en su cuerpo, si no en su amor por ella,
pensó una invocación mágica, una de aquellas que solo debían ser invocadas para
desintegrar al enemigo. La magia solo funcionaba si se decían las palabras
correctas y el atacante las escuchaba, pero en esta situación la amenazadora
criatura podía oírlas directamente en su mente, así que el resultado fue
inmediato: toda ella quedó apresada por cientos de cadenas hechas de humo pero
al mismo tiempo equipadas por miles de afiladas púas, las asfixiantes cadenas
comenzaron a moverse por todo su cuerpo a gran velocidad clavando cada punzón
por todas partes, pero ella no gritaba, seguía estática con la mirada nublada
mientras la sangre roja y cristalina hacia que las cuerdas se volvieran del
mismo color.
-un
truco sucio… como esperaba de un demonio- dijo Orchza mientras se acercaba a
ellos volviéndose a mostrar tal cual era, y con el resplandor fulminante en sus
manos. Anreiat soltó a su presa y en ese instante Kire pronunció el sortilegio
para que ahora las cadenas se volvieran hacia Orchza y lo laceraran de manera
más fuerte, destrozándolo con una voracidad y una rapidez asombrosas, Orchza
luchaba ferozmente para libarse de ellas pero en un instante uno de sus brazos
salió volando hasta caer junto a unos arbustos a la orilla del camino. los
gritos de dolor y rabia llenaron el aire y Anreiat seguía en pausa, indiferente
de la mutilación que sucedía a tres pasos tras ella, indiferente al demonio que
a duras penas estaba de pie frente a ella y que estaba concentrado en destruir
al ángel que seguía gritando.
-Anrys…
escucha…me- susurro Kire viéndola de manera suplicante –yo de verdad… en
verdad…-movió su vista de nuevo hacia Orchza que ya no gritaba, parecía que las
cadenas ya habían cumplido su misión y solo lo mantenían erguido y bien
sujetado.
-mírame…-
dijo nuevamente a ella, pero no hubo respuesta, ella simplemente se dio media
vuelta alejándose de él
-inútil
demonio- dijo ahora con la voz completamente idéntica a la de Orchza, mientras
se acercaba al enmarañado de humo y sangre -¿acaso no entiendes que no podemos
morir?-
-¿ahora
la usas para ocultarte?... ¿Quién es el inútil?- espetó Kire con frustración al
entender que Orchza manipulaba las acciones de Anrys.
-somos
el mismo ser- continuó hablando ella cuando ya estaba apretando las manos
contra las cadenas y estas le laceraban con furia.
-¡mentira!-
chilló Kire mientras caía de rodillas, ya no podía mas, haber usado esa técnica
mágica lo había debilitado demasiado, y ver que ella se estaba destrozando las
manos para liberar a Orchza le cansaba el alma
-¡Anrys mírame!... ¡Por favor!... óyeme…– y
con el pensamiento removió el hechizo. Ella dejó caer sus manos hacia sus
costados cuando la cadena se evaporaba dejando caer el cuerpo deformado de
Orchza
-si,
es verdad… Orchza y yo te hicimos, usando magia antigua de ambas razas pudimos
darte vida… yo forme tu cuerpo… porque te había soñado… ¿recuerdas?...-
-soñado…-
murmuró ella y por un instante sus ojos
volvieron a su forma humana, aunque Kire no podía ver el cambio pues seguía de
espaldas a él, pudo escuchar nuevamente su pensamiento susurrar esa palabra
-si…formé
tu cuerpo en sueños… luego con sangre…- alzó el rostro al cielo lleno de
estrellas pero sin luna –tú también eres parte de mí… aunque Orchza dio la
mayor parte de su sangre y su esencia… yo también di parte de mi alma-
-alma…-
se movió levemente para verlo sobre su hombro y de inmediato las lagrimas
comenzaron a rodarle por las mejillas de cristal –no hay… no necesitamos…- dijo
haciendo aparecer el mismo brillo de Orchza en sus manos –no te necesitamos- y
lanzó la ráfaga de energía directamente a él, que inmediatamente dijo sin
quitar la mirada del cielo y conociendo que sufriría toda la eternidad por ese
hechizo -muerte al controlador muerte al dirigido… muerte es mi
fuerte… muerte es lo que se regresa hacia mis oponentes ¡sea!-
-¡Orchza!-
gritó Anreiat que aun era cargada por Orchza.
Estaba consciente, y recordaba.
-bienvenida-
dijo viéndola con gran ternura
-¿Or…
Orchza?- dijo intentando mover su mano para tocar aquel rostro lozano, pero no
le fue posible, parecía como si su cuerpo entero siguiera dormido.
-¿estás
vivo?-
-sí…
aunque me costó un poco de tiempo volver… después de que Kire nos volara en
pedazos-
-Kire…-
dijo con notorio tono amargo, pero de inmediato volvió a pensar en el ángel que
la cargaba -… ¿Qué te paso? Lo último que recuerdo es que él lanzó aquel
conjuro y luego… luego…-
-recuerdas
que te encontré en aquella casa en el mundo de los demonios- dijo Kire
intentando ponerse de pie –en aquel lugar lleno de demonios muertos,
descuartizados… tu los mataste… tu hambre los hizo morir-
Anreiat
lo vio con asombro, pero tenía razón, recordaba eso, estaba rodeada de esos
demonios que la habían perseguido, para matarla, gritando cosas que ella no
entendía. pero al estar acorralada en aquel salón abandonado y ver que entre
esos demonios el rostro lleno de alegría de Kire le sonreía, deseo ser fuerte y
poder derrotar a todos, y así poder sonreírle a él.
-no
te encontré… te reviví ahí… y todos esos demonios…- volvió a intentar ponerse
en pie y solo logró caer de rodillas, pero continuó hablando –los lleve a ese
lugar para que ti-
-todo
este tiempo te ha engañado…- dijo Orchza apretando levemente sus manos en el
brazo y pierna de Anreiat –como te dije aquella vez, Los demonios son seres
egoístas, te hizo olvidar todo lo que paso antes de aquel ataque para tenerte
solo para él-
-¿me
revivió?... después de…-
-pero
ya no importa- Orchza asintió nuevamente -ahora estarás conmigo-
-pero…-
susurró ella viendo con duda al demonio que se debatía hincado frente a ellos
-sí,
soy un egoísta…- dijo Kire –solo quiero vivir una vida tranquila… solo quiero
que todas las peleas por el poder entre los demonios y ángeles desaparezcan y
me dejen… solo... quiero estar… Anrys…- y se derrumbó inconsciente.
-¿esta…?-
-…vámonos-