El sueño del demonio Cap. 2: Memoria

sábado, 30 de noviembre de 2013


Memoria

Anrys ya tenía la cena en camino; había encontrado a una jovencita de unos veinte años muy parecida a ella; sabía que Kire adoraba a las niñas que le recordaban a ella; de cabello castaño, de ojos grandes y claros, esbeltas y de labios finos. Ya le había dado el golpe de gracia y la cargaba en brazos como si se tratara de una bolsa vacía, el callejón lateral al bar donde su víctima había tomado su última cerveza conducía directamente a la carretera hacia la casa, no tardaría ni diez minutos en llegar. Pero algo la detuvo; podía ver claramente a través de las penumbras; frente a ella, alguien estaba esperando.
-buenas noches- dijo con calma mientras continuaba su camino hacia la criatura, porque sabía perfectamente que aquel ser no era un humano, no tenía la presencia de uno.
-muy buenas noches- respondió la figura con la voz grave y melódica -¿tu amiga está dormida?-
-no es mi amiga, y está muerta-
-qué pena ¿tú la mataste?-
-no me gusta que me traten tan amistosamente…-
El extraño por fin estuvo a la distancia mínima para verlo con detalle. Era alto de un poco más del metro ochenta, tenía la contextura atlética y firme que muchos humanos intentan lograr tras horas bajo pesadas maquinas y riguroso entrenamiento.
-pues disculpe señorita- su cabello azabache brillaba con reflejos dorados por la débil farola al final de la callejuela tras él.
-esta disculpado, por favor déjeme pasar- dijo pues el tipo se había puesto en el centro del callejón.
-¿puedo ayudarle?- dijo él extendiendo los brazos.
-no gracias, estoy bien, solo déjeme pasar-
Él sonrió con calma mientras Anrys lo veía de manera cansada, detestaba a los seres como aquel, que creían que con esas galanterías y por tener un rostro atractivo todas las féminas caerían a sus pies.
-lo diré de nuevo, déjeme pasar-
-claro, no tiene porque alterarse- y se puso de lado apoyando su espalda contra la pared del bar.
Anrys dio unos pasos hacia la calle que corría rumbo al centro de la inmunda cuidad.
-buenas noches…Anreiat-
Al sonido de esas palabras la visión de ella se le volvió turbia y soltó el cuerpo sin vida, no podía moverse y con dificultad respirar ¿Cómo era posible tanto poder? No había percibido nada en aquel ser ¿Cómo era posible que fuera más fuerte que ella y pudiera controlarla tan fácilmente?
-soy más fuerte, si, porque usted me da el control, aunque no lo comprenda… no, aunque Tú no lo quieras recordar-
Él estaba leyendo sus pensamientos ¿Cómo podía hacerlo? se le acercó levemente y con un movimiento sutil del dorso de la mano acarició su mejilla
-¿tienes idea de lo solo que he estado? ¿Cuánto tiempo he estado buscándote?-
Ella no podía responder, sentía que le apretaban la garganta y le cortaban la respiración
-pero- continuo él poniéndose frente a ella y sujetándole ambas manos –al fin te encontré, todo está bien ahora-
Anrys quedó petrificada más que antes al sentir las lagrimas correrle por el rostro.
-niña- dijo él dándole un apretón en ambas manos -vamos a casa-
Ella intentó tensionar cada músculo del cuerpo intentando liberarse y su mente gritaba el nombre de Kire con todas sus fuerzas, rogaba a los poderes más ocultos que él la escuchara y viniera a ayudarla.

Kire salió de la ducha, puso su mano sobre el toallero junto al cesto de ropa sucia pero no encontró toallas para secarse, y de seguro Anrys se molestaría si dejaba el piso empapado. La alternativa: tendría que correr hasta el cuarto contiguo a la habitación, que era el cuarto de ropa, para buscar una toalla limpia, abrió la puerta y vio el pasillo alfombrado
-maldita sea- murmuró.
Estaba tan preocupado de no mojar la alfombra que no le importaba estar completamente desnudo ante el ventanal que daba directamente a la playa, donde siempre había personas. Y justamente había un grupo alrededor de una gran fogata.
Aunque la casa estaba a unos veinte metros arriba del nivel de la playa, el ventanal; donde le encantaba contemplar el océano; casi del tamaño de la pared desde la puerta al cuarto de ropa hasta la pared de la fachada de la casa por el puente colgante, Permitía que la visión de la gente en la playa, si era buena, viera con claridad todo frente al ventanal. Pero a Kire no le importaba, nunca había puesto mucha atención a su cuerpo en forma humana; en él que pasaba la mayor parte del tiempo. Para él era igual a los otros hombres, con todas las partes de uno, sin omisión. todo él era firme y recio, así decía Anrys cuando lo acariciaba… cosa que le encantaba, sentir las manos suaves y temblorosas que lo recorrían todo, sentir el cuerpo delgado de ella contra el suyo que parecía una roca mientras él le daba leves mordiscos en el cuello y en los senos y ella se estremecía y producía esa risita leve que lo excitaba… notó el agua que ya estaba siendo absorbida por la alfombra en la puerta del baño, y también notó que el órgano entre sus piernas estaba haciendo caso a los recuerdos de esas manos y esos contactos; se apresuró para buscar la toalla y después de secarse se vistió con unos jeans negros y una camiseta azul oscuro. Le agradaba esa ropa humana; hecha por humanos no de humanos; era sencilla y cómoda, con ella podía andar por el bosque o la cuidad sin que nadie lo viera como algo extraño. 
Observó la costa desde la ventana del cuarto, tenía mucho que hacer para lograr lo que tenía planeado, no solo dejar ese lugar que en cierto punto le parecía un hogar, también tendría que eliminar a sus hermanos si estos volvían a atacar y estaba también la cuestión de tener que enfrentarse a aquel demonio… no era cómodo estar huyendo, pero no tenía otra forma de conseguir lo que deseaba: que lo olvidaran por completo.
Notó que ya había pasado mucho tiempo como para que Anrys regresara con la comida, ella nunca se adentraba a la cuidad, siempre cazaba en los alrededores, donde estaban ubicados los bebederos de las bestias, como ella llamaba a los bares donde los humanos se reunían a beber líquidos destilados y fermentados. Un fuerte peso cayó en su estomago, un nudo se formó en su garganta
-no fue un sueño-susurró temiendo lo peor.
Se apresuró al ponerse los tenis y por las carreras, tropezó con la maldita alfombra húmeda rodando escaleras abajo hasta chocar con el armario de los abrigos; salió disparado cruzando el puente a toda velocidad, el malestar en su estomago y su pecho le aseguraban que nada estaba bien, tenía que encontrarla rápido… antes que él.

El poderoso ser le seguía sujetando las manos y apretándolas con suavidad, Anrys no comprendía porque las lagrimas brotaban de sus ojos con tanta insistencia, se daba cuenta que aquel ser de rostro ligero y seductor, de mirada serena y profunda la tenía a su merced e intentara lo que intentara no podía separarse de él, seguía pensando en la manera de sacar a su cuerpo de ese letargo ¿pero como? Lo único que podía sentir era miedo, miedo de estar a su merced y de no poder contener esas lagrimas estúpidas que parecían quemarle el rostro.
Y de inmediato sintió su cuerpo libre de presión.
-¿ya estas tranquila?-
-¿Qué quiere? ¿Matarme? ¿Comerme?-
-solo quiero estar contigo-
-¿Viene de parte de los Kalwa? ¿De los otros demonios?-
El no respondió y se inclinó ante ella para darle un besó el dorso de su muñeca, inmediatamente ella sintió un escalofrió recorrer todo su cuerpo hasta hacerla ruborizar
-¿Qué es lo que…-
-¿Qué es lo que quiero?...- dio un paso más hacia ella, apartando el cuerpo que los dividía con una sutil patada
-ya estuvo bueno de este juego a la casita… - le pasó el brazo rodeando su cintura y la atrajo hacia él con rapidez y gentileza –tuve que pasar por mucho para encontrarte- dijo mientras Anrys sentía que caía en la profundidad de aquellos ojos verdes tan serenos y misteriosos    -no sabes cuanto tiempo te busqué -
Anrys estaba atónita y su sorpresa llegó a terror mientras él pasó a acomodar un mechón de su cabello detrás de la oreja derecha rozando levemente con la yema de sus dedos su piel que pareció arder ante el sutil contacto
-¿Cómo es…? ¿Cómo?- susurraba mientras él continuaba sonriendo dulcemente y atrayéndola a la misteriosa luz que sus pupilas le brindaban.
-debes recordar…- le susurró como realizando un hechizo sobre ella -… recuerda cuanto deseaste que te tuviera así- le besó la mejilla.
Algo dentro de ella le decía que esto era la verdadera felicidad, que eso era lo que tanto había deseado tener, sentir, vivir… ella no tenía la más mínima intención de apartarlo, ahora deseaba que le besara mas, que le besara cada parte del cuerpo. Que esos brazos fuertes pero gentiles que la envolvían nunca la soltaran, estar en ese abrazo cálido y potente siempre
-¿Quién ere...- susurró cuando sus ojos ya no podían ver nada mas que el brillo abrazador de los de él. Y un mar de imágenes y emociones la inundaron.

El único pensamiento ahora era que deseaba probarlo, deseaba sentir la sangre de este ser en su garganta y en su piel, así podría conocer a fondo quien era esta criatura, saber sus secretos, sus deseos; así que se inclinó lentamente hacia él y mordió el labio inferior del sujeto y cuando el maravilloso líquido apenas rozó su lengua inició el recuerdo que le destrozó una parte de su ser: vio un cuarto brillante y lleno de colores tiernos, se sentía ansiosa y emocionada, estaba junto a él y era lo único que importaba
-este será tu lugar de descanso-
-¿descanso?-
Orchza asintió levemente, haciendo que algo dentro de Anrys se agitara.
-esta es tu cama- le colocó la mano sobre la suave superficie
-cama- repitió intentando que su voz sonara como la de él, pero sin éxito
-sí, tu cama, aquí está la puerta hacia fuera-
-déjala, ella puede conocer las cosas por su cuenta- protestó Kire que estaba apoyado junto a uno de los ventanales
-todavía no entiende las cosas, deberías preocuparte más, su locomoción y su habla están tan retrasados-
-aja-
-a...ja...- repitió ella que lo veía con notorio interés, era tan diferente a Orchza, no era tan blanco como él, su cabello era muy claro y sus ojos tenían un color totalmente diferente, pero le gustaba el color de los ojos de Orchza, era fresco… era bonito…
-¡Bien Anreiat!-
-¡no!- Objetó Orchza tomándola de nuevo de la mano para hacer que lo viera a él, provocando que una corriente eléctrica inundara cada fibra de sus brazos
-se dice: está bien-
-¿esta…bien?-
-sí, correcto-
-si… corrrrr…-

-¡No!- gritó Kire al ver la escena que tanto le había perseguido en sueños: Orchza abrazaba y besaba a su querida Anrys. Por primera vez en miles de anocheceres el deseo de destrozar algo con sus propias manos volvía, quería destazarlo, si, partirlo trozo a trozo mientras aun sintiera cada desgarre.
Orchza al oír el grito desesperado abrió los ojos para verlo, pero no fue hasta un segundo después que separó sus labios de ella.
-Kire, tanto tiempo sin verte- dijo como alguien que ve a un entrañable amigo. 
a mi no me vengas con tus palabras bonitas! ¡Deja  a Anrys!- 
-¿A quién?... ¡ah! Si, ahora le llamas así…-
Pasó la mano por entre el cabello sedoso de la inconsciente en sus brazos, haciendo que el sujetador se cayera, Kire se lanzó hacia él con la furia descontrolada mostrando su forma demoníaca, la piel totalmente roja escarlata de textura maciza, los ojos dorados y brillantes, el cabello largo y platinado, las garras y colmillos enormes y negros, cada vena y músculo exaltados por la rabia; pero la transformación no fue útil; centímetros antes de clavar sus garras en el cuello blanquísimo de Orchza, esté había movido a Anrys  abrazándola para que viera directamente a Kire, ella que estaba como en un tipo de trance, que le hacía recordar poco a poco.

-¿Quién soy yo?-
-Kire- dijo ella sonriéndole, Kire estaba de pie frente a ella, en aquel amplio cuarto lleno de libros.
-¿Quién eres tú?-
-an… anri...-
-Anreiat- corrigió  él sentándose junto a ella  -eres Anreiat- vio por la ventana que estaba junto al escritorio  -¿sabes? A mi parecer es un nombre muy raro, ¿Cómo te gustaría que te dijeran?-
Ella ladeó la cabeza hacia la derecha haciendo que su cabello largísimo cayera sobre el hombro de él cubriendo su brazo y su mano apoyados en el sillón.
-¿gustaría?... ¿Qué es gustaría Kire?-
Kire metió la mano entre su cabello y lo acarició en sus dedos, era una sensación agradable pero no era como tocar a Orchza
-el verbo es gustar, y significa que algo  te agrada o te hace sentir bien-
-Kire me gustaría- dijo viendo con interés como jugaba con su cabello
-no estás usando bien el verbo, gustaría es futuro, para el presente se dice gusta-
-¿gusta?… Kire me gusta-
Él sonrió y ella le devolvió la sonrisa sujetando la mano que aun jugaba con su cabello
-anri…- negó levemente  – ¿Anreiat le gusta a Kire? –
Él se quedó petrificado ante la pregunta.
-¿Kire?...-  
Él se levantó con calma y tomó el libro del escritorio
-vamos a leer un poco ¿te parece?-

-¡Mal nacido! ¡Te voy a sacar las entrañas!-
-por favor no grites, Anreiat podría despertarse-
-¡Déjala! ¡No tienes nada que ver con ella!-
Orchza no cambio su semblante elegante pero sus palabras se tornaron severas
-…ella es parte de mi, somos uno solo, eres tu quien no tiene nada que ver con ella… sucio demonio-


-¿Qué es eso Orchza?- preguntó viendo con mucha atención lo que él sostenía
-es una espada, un arma para atacar a tus oponentes,  hoy te voy a enseñar cómo usarla-
-¿para qué quiero usarla? Kire me enseño a pelear-
-pelear con uñas y dientes es un modo muy vil de lucha, es mas estético y menos engorroso pelear con una espada-
-como tú digas Orchza- dijo ella tomando la espada por la hoja
-ten cuidado niña-
Ella sonrió complacida al ver su sangre correr por el plateado metal
-me gusta que me digas así-
-… y veo que te gusta más ver la sangre-
Ella se encogió de hombros y se limpió la mano como un felino lo haría, lamiéndola.
-es que huele rico… y sabe rico- sonrió levemente mostrando los sutiles colmillos.
-no es correcto decir esas cosas-
- si Orchza- y agachó el rostro, pero él de inmediato la tomó por la barbilla y la hizo verlo al rostro
-nunca te inclines ante nadie, no le esquives la mirada a nadie, tú eres superior a todos-
-¿superior que tú?-
- eres igual que yo-
-¿Por qué?-
Él le acarició el cuello con el dorso de los dedos y ella se estremeció levemente.
-porque tú y yo somos lo mismo, tu y yo…- se acercó lo suficiente para poner su frente contra la de ella –somos uno solo-
-tengo miedo- dijo ella viendo aquellos profundos ojos verdes
-¿miedo?- pregunto él apartándose
-mi cuerpo tiembla y no puedo respirar… y… y… no…-
-eso no es miedo- y de repente le rodeó la cintura con el brazo  -es emoción, es ansiedad… es…-
Ella se apoyó en aquellos hombros altos y anchos para rozar sus labios con los de él, Orchza suspiró levemente, Anreiat sabía perfectamente que no debía hacer esas cosas, pero sentía la necesidad de estar mas cerca de él, era todo lo que deseaba… y se desmayó.
-¿Qué pasó?- exclamó Kire al verlo entrar al estudio cargándola y depositarla en el sofá, luego dio la vuelta y se fue.
-¿Kire?- dijo ella al reaccionar.
-¿estás bien?-  
Ella asintió y le tocó el rostro
-¿Por qué cuando tu boca está cerrada yo oigo tu voz?-
-¿mi voz?... ¿y qué oyes?-
-quieres llevarme afuera… a la nieve-
Él le sujetó la mano.
-yo quiero ir contigo afuera, llevemos a Orchza también-
-¿quieres mucho a Orchza?- preguntó mostrándole a Anreiat un rostro apagado que no correspondía al que normalmente él tenía
-él es igual a mí, él es yo-
-¿me quieres a mi?-otra mirada distinta en espera de la respuesta.
-si-
-yo también te quiero mucho ¿sabes?-
-¿Por qué?-
-porque soñé mucho contigo y pedí mucho porque vinieras-
-¿Cómo soñaste conmigo si no me conocías?-
-porque no te conocía es que soñaba contigo-
-entonces ¿yo vine porque tú me soñaste?-

-bien claro tenías que Anreiat fue hecha para estar conmigo, ella es la única que puede entrar por la puerta sagrada para comenzar el fin de esta estúpida guerra entre nuestros mundos…-
-¡no me importa esa estúpida guerra! ¡Anrys no se va ha sacrificar por nadie!-
Orchza dio un paso hacia atrás, aun sosteniéndola. No iba a dejar pasar más tiempo.
-lo siento por tus obvios celos y por tu inútil egoísmo, ella existe para ese propósito y para ser mi compañera… debería matarte por el solo hecho de habértela llevado de mi lado…- de improvisto un rayo salió de su mano derecha, que estaba libre del peso de Anrys, y fue a parar al hombro de Kire, pero éste no hizo ningún movimiento ni gesto de dolor, parecía que la cólera le impedía sentir algo más.
-o mejor arrancar cada extremidad de tu cuerpo y dejarla podrirse mientras mueres lentamente por atreverte a tocarla… por haber…-
Cientos de rayos dorados los rodearon y un brillo plateado comenzó a salir de Orchza como si fueran llamas que lo consumirían, pero Kire comenzó a reírse y dijo con notoria satisfacción.
- ¿haberla hecho mía? ¿Haberle enseñado lo que amor realmente significa?-

-¿lo dices en verdad?-
-sí, llévame afuera, quiero conocer el mar, las montañas, todos esos lugares que me has enseñado en libros… quiero irme… contigo- el viento en el patio amurallado mecía las hojas del roble bajo el cual Kire estaba sentado, Anreiat lo veía con expectación mientras apretaba la mano sobre su vestido floreado que imitaba las lindas florcillas que crecían en el pasto, sus pies se mecían nerviosos sobre él, bajo el columpio donde estaba sentada.
-¿y qué pasa con Orchza?-
Ella inclinó el rostro levemente, estaba decidida, pero una parte de su interior le rebatía por separarse de él.
-no estás segura- dijo él que ya podía escuchar sus pensamientos
-¡si lo estoy! Orchza nunca me va a dejar salir… quiero ser como tú,  quiero salir… - y en un fuerte impulso se lanzó a sus brazos -¡quiero estas solo contigo!... porque yo…- apretó el rostro contra el pecho cálido y duro escuchando aquel corazón que palpitaba casi tan rápido como el de ella –porque yo…- murmuró
-… yo también…- Kire la abrazó con fuerza y le beso la sien -te amo-

Los rayos que laceraban a Kire eran cada vez más fuertes, su piel, aunque se recuperaba rápidamente, dejaba salir gran cantidad de sangre  que ya había teñido su cabello de un tono ocre, su brazo derecho ya no quería responder mientras intentaba una y otra vez acercarse a ellos, y cada vez mas rayos volvían a repelerlo
-tú no eres nadie para impedir su destino-
-ya una vez te derroté… volverá a pasar… ¡volveré a vencerte!- gritaba a cada intentó.

Anreiat estaba cubierta por una larga capa marrón, sus zapatos grises de tacón grueso cubiertos de lodo, el viento era congelador pero la piel en su rostro, cuello y escote seguían sonrosados, se había desatado el corsé para poder correr más cómodamente así como también se había levantado el vestido amarrándolo a el listón de cinta crema de su cintura y quitado el armazón que lo hacía parecer una enorme sombrilla blanca. Pero no le importaban las prisas, mientras siguiera sujetando la mano de Kire, que la conducía por cientos de callejones hediondos y oscuros, estaba feliz. Ya tenían más de tres días de haber salido de aquella mansión, de haber dejado a Orchza, después de haberlo confinado en aquel hechizo que solo Kire conocía. Pero ya se imaginaba que en la próxima esquina él aparecería para regresarla a la seguridad… a su lado, las emociones se le revolvían en el pecho y el estomago, La duda comenzaba a impedir que corriera más rápido, pero no dejaría a Kire, pasara lo que pasara.
-entremos aquí- dijo él abriendo la puerta de una triste taberna en una de las calles más pobres e inmundas de la ciudad. El local era rectangular, con cinco mesas de madera tosca y sucia, la poca iluminación, que provenía de unos candiles en dos esquinas opuestas a la entrada, a duras penas dejaba ver la figura de tres hombres de una de aquellas mesas y al tendero apostado tras la barra limpiándola con monotonía mientras examinaba a los recién entrados.
-¿tiene hospedaje?- preguntó Kire con tranquilad, no necesitaba acercarse al tendero, la entrada no estaba ni a cinco metros de distancia
-hay espacio si, son dos monedas firmes la noche-
-muéstreme- respondió con cierta indiferencia mientras sacaba de la bolsa del chaleco un par de monedas plateadas.
El cuartucho era estrecho y sucio, ratas del tamaño de gatos pasaron dos veces por entre sus pies, los sonidos de los cuartos vecinos se colaban por las agrietadas paredes y piso de madera. la cama colocada contra una de esas paredes que parecía que en un movimiento mas de los vecinos se vendría abajo, estaba totalmente hundida en su centro, la cabecera y los pies de la cama eran de hierros oxidados, aunque en su tiempo de esplendor se hubiera visto majestuosa con tan intrincado trabajo en el metal; el resto del lugar lo ocupaban una silla carcomida apoyada en la esquina junto a la puerta y una mesita gris que alguna vez pudo estar pintada de linda laca blanca en donde estaba colocado un tazón de aluminio mal remachado conteniendo un poco de agua.
-bien, la tomamos- dijo Kire, colocando el zurrón que había traído cargando en el hombro derecho sobre la cama.
-muy bien señor, buena noche- dijo el tendero recibiendo las monedas y viendo de reojo a la joven, que solo había dado un paso dentro del cuarto.
-solo lo necesitamos para pensar un poco, por ningún motivo dejaría que te quedaras en un lugar así…- dijo Kire cuando el encorvado dueño ya había salido y cerrado la desvencijada puerta tras él.
-no me importa, está bien-
-no, no está bien- declaró con tono enfadado –no vayas a creer que la vida fuera de la casa de Orchza es así… -
-no me importa…- se acercó a él que estaba dándole la espalda –no me importa- y sujetó la mano derecha de él entre las suyas –además…- dijo mientras apoyada su frente contra su hombro, porque hasta ahí llegaba su altura -… tu ya me prometiste mi casa en la playa… y sé que me llevaras ahí después, mientras tanto puedo quedarme donde sea… no me importa-
-bien…- dijo él –dame la capa-
Ella rápidamente la desamarró de su cuello y la puso en sus manos, Kire le dio una fuerte sacudida y la extendió sobre el colchón.
-no vayas a salir, iré a buscar algo de comer-
-no tengo hambre, mejor quédate conmigo-
Él le sonrió mientras ella se sentaba despacio en la cama, que rechinó como si fuera a desplomarse. Kire tomó la silla cerca de la puerta y la puso frente a ella y se sentó.
-¿el mar está muy lejos?- preguntó llena de ansiedad.
- si vamos hoy tardaremos tres días-
-¿y si vamos a las montañas?-
-eso está más cerca, si partimos ahora en carruaje llegaríamos la noche de mañana-
-quiero ver las montañas…- guardó silencio al escuchar que alguien se quejaba en el cuarto contiguo y ver que el tazón con el agua sobre la mesita se movía bruscamente derramando un poco del contenido
-no le prestes atención- dijo Kire rápidamente al notar la intriga en ella
-¿la están golpeando?- preguntó pues los quejidos continuaban aumentando
-no, te dije que no pusieras atención a eso…- dijo él mostrando algo de incomodidad, y de inmediato su vista se quedó fija en la pierna expuesta de ella, la media a la mitad del muslo sujeta por dos tiras que se perdían en la falda arrugada.
-¿Kire?- dijo ella al notar su mirada perdida -¿te sientes mal?-
Él no respondió, se le acercó bruscamente y soltó rápidamente el listón que sujetaba la falda que extendió con nerviosismo a su largo original
-… la noche va a helar- dijo mientras estaba hincado frente a ella terminando de alisar la falda. –saldré a buscar comida… yo también necesito comer… quédate aquí, no salgas… no te acerques a las paredes… mejor intenta dormir un poco ¿sí?-
Ella asintió levemente y le acaricio el cabello.
-¿estás nervioso?- dijo con calma mientras su mano se detenía en la mejilla firme y liza.
-¿se nota?- murmuró él sin levantar la mirada de los zapatos enlodados.

-¡¿Qué pasa?!- gritó Orchza viendo como Kire caía de rodillas escupiendo sangre y ya en su forma humana -¿no que me derrotarías? ¡Vamos! ¡Sigue intentando! ¡Sigue con tu estúpida idea! ¡Quiero que tú mismo seas el causante de tu muerte!-
Tomó por los hombros a Anrys y la levantó del piso, pero ella seguía inmersa en sus recuerdos, tenía la mirada fija, ahora viendo el rostro de Orchza bajo ella.
- te diré la verdad… ¿sabes porque no te he matado?- dijo a Kire mientras volvía a bajarla esta vez para cargarla en sus brazos –quiero que Anreiat despierte por completo y al hacerlo ella me pedirá matarte…-
Kire ya no podía ponerse en pie, ahora eran sus piernas las que no respondían, pero aun tenía fuerzas para pelear, la furia aun lo impulsaba a pesar del tremendo dolor en cada parte de su cuerpo, su mente esta mas lucida que nunca y sabia como podía destruir ese campo de fuerza, solo que al hacerlo lastimaría a sus ocupantes… Anrys era más fuerte que él, lo había visto aquella vez, ella podría sobrevivir a su ataque… tenía que hacerlo.

El sol se ponía por el horizonte, al lado izquierdo del carruaje, Kire había sujetado su mano todo el camino y eso era suficiente. Aunque la noche anterior ella lo había visto tan nervioso y ansioso. Sabía que él quería estar con ella, íntimamente hablando, lo podía escuchar claro de sus pensamientos. Pero él no había dicho nada; no había hecho nada, aparte de pensarlo, claro.
-quiero estar contigo- dijo ella de repente
-¿Qué?... estás conmigo ¿no?- dijo él riendo levemente, pero de inmediato su rostro cambio de gesto y de color al ver y sentir que ella le  movía la mano para ponerla en su escote
-sé que quieres tocarme- dijo con calma, pero Kire apartó la mano con rapidez
-no digas eso…- se apartó de ella y corrió la tela que cubría la ventana para ver el pueblito que se asomaba a la falda de las imponentes montañas escarchadas de Azul y Blanco
-yo quiero que me toques… quiero estar contigo-
-no…-dijo él con rotundidad –no entiendes que estás diciendo…-
-enséñame entonces-
Él la vio por sobre el hombro y sonrió al ver que ella le sonreía de manera cómplice.
-al llegar al pueblo… Anrys-
-¿Anrys?-
-es tú nuevo nombre-
-Anrys…me gusta…-
Pero la llegada al pintoresco pueblito albino no pudo ser, en la última curva entre las colinas ante la entrada al lugar los caballos se encabritaron violentamente haciendo que todo el carruaje se volcara, Kire sacó rápidamente a Anrys rompiendo la lona negra del techo mientras el Cochero corría despavorido gritando -¡Un demonio! ¡Dios nos ayude!-
Pero no, lo que había aterrado a los caballos y al cochero no era un demonio, aunque su apariencia de locura y rabia lo hacía ver temible; el que estaba bloqueando el camino… Orchza.
-los encontré… se acabó el juego-
-¡Orchza!- dijo ella con una mezcla de asombro y miedo, nunca lo había visto así, los ojos eran totalmente blancos con una única línea verde como el iris de un gato a contraluz, su piel parecía del más fino mármol blanco veteado por venas azuladas que se marcaban perfectamente en su cuello y se perdían bajo la camisa blanca de vuelos en el botonado, Las manos destellaban como si fueran llamas vivas de color dorado y rojo, y de su espalda ondas plateadas de la misma energía que en sus manos formaban un par de alas como de murciélago.
- Anreiat, te dije que no tenías porque apresurarte…-
-¡tú nunca me ibas a dejar ir!... ¡Yo quiero ver el mundo!-
-¿el mundo?… ni siquiera sabes que es un mundo, o cuantos mundos hay, aun tienes mucho que aprender-
-¡quiero aprenderlo afuera!- dijo con seguridad mientras sujetaba la mano de Kire con fuerza -¡quiero estar afuera con Kire!-
-con Kire… ¿y ya te dijo él todo sobre nosotros?-
Ella titubeó levemente -¿todo sobre…?-
-¿ya te dijo que tú, yo y él no somos como las personas?… no somos personas… -
-¡Basta Orchza! ¡Ella debe saberlo por su cuenta!- intervino Kire
-no, tu ya la trajiste hasta aquí, así que yo le diré el resto… veras, Kire es de la raza de los demonios, una raza que ha azotado a los humanos desde sus inicios- dio unos pasos hacia ellos y el resplandor en su espalda y sus manos desapareció –yo soy de la raza de los ángeles, nuestra raza se ha encargado de eliminar a los demonios para permitir que los humanos en este mundo sobrevivan a su barbarie- extendió la mano hacia ella
-tú no eres ni de una de especie ni de otra…-
Y sin comprender Anrys soltó la mano de Kire y dejó que Orchza la llevara a su lado
-¿Por qué…?- dijo asustada y viendo como Kire la veía más aterrado que ella
-no puedes negarte a la verdad, tu eres parte de mi y siempre querrás estar conmigo… sé que ahora estas muy confundida por el cariño que le tienes a Kire, pero él no significa nada para ti en realidad… el solo fue el alfarero para darte un cuerpo… yo te di tu esencia, tu verdadero yo-
-¿alfarero?...-
Orchza le sujetó levemente la barbilla para acercar su rostro al de él  -entre ambos te…-
-¡basta!-
En las manos de Kire apareció una enorme espada hecha del fuego más rojo, y alzándola como si fuera de papel, asestó un tremendo golpe en el hombro izquierdo de Orchza que se apartó de Anreiat tambaleante, mientras su camisa, ahora rota, se impregnaba de un líquido azulado;
-¿te molesta la verdad?- dijo mientras se palpaba la profunda herida -¿quieres que vea las cosas del mundo y le impides conocerse a sí misma?... ¡Que falso! ¡Solo eres un egoísta! –
Su mano derecha volvió a arder creando una bola de brillante fuego a pocos centímetros, y dijo a Anreiat – ¿vez que los demonios son seres que solo buscan su propia felicidad?… a él no le importas en realidad, te quiere a su lado para estar bien… solo por su propio placer-
Y de inmediato lanzó la bola incandescente directo a Kire que intentó esquivarla con el lomo de la espada pero esta, junto con él, fueron rodeados del fuego dorado.
-¡no! ¡Kire!- gritó ella más alto que los gritos de dolor del demonio envuelto en las calcinantes llamas. Corrió hacia él y sin pensarlo lo abrazó y las llamas al  estar en contacto con ella se evaporaron.
-¡Si quieres enojarte con alguien hazlo conmigo! ¡Fui yo quien quería salir!-
-tú solo imaginaste que sería genial ver las tantas cosas que Kire te había contado… aun eres una criatura inocente-
Ella continuaba abrazada al lastimado demonio que tenía la piel al rojo vivo, y no porque tuviera su forma demoníaca;
-ven conmigo y te enseñare lo que hace falta, para que cumplas la misión por la que naciste-
-no…- dijo Kire con dificultad –Ella no es lo que tú necesitas para tu pelea… ella no…-
-ella es a la única que necesito, solo ella puede lograr lo que cientos han intentado… para eso la trajimos a este mundo-
-nos equivocamos…ella no puede hacerlo… no debe hacer…- apoyó levemente su peso en Anrys.
- eres un cobarde… nada mas- declaró Orchza mientras hacia un gesto con sus brazos cruzándolos sobre su pecho y de inmediato Anreiat soltó a Kire y se volvió hacia él
-ahora te mostraré de lo que mí amada Anreiat puede hacer-
De súbito los ojos de ella se volvieron totalmente negros
-¿tengo que hacerlo?- preguntó con un hilo de voz; no podía controlar su cuerpo, o sus emociones, deseaba matar a Kire, quería ver su sangre deslizarse por sus manos y hundir sus colmillos, que ahora rozaban filosos su labio inferior, lo más profundo posible en el cuello robusto y lastimado.
Kire pudo escuchar tales deseos, ella lo sabia perfectamente y podía ver en los ojos dorados de aquel demonio los suyos propios que mostraban aquella frialdad, los colmillos de blanco marfil manchados levemente por la propia sangre, la piel de blanco cristalizado enmarcada por el cabello totalmente negro como la noche.
Sintió miedo, verdadero miedo, ante aquel ser que parecía  frágil como el cristal pero era en realidad como el diamante, alzó la mano para cerrarla con impresionante fuerza en el cuello de Kire y levantarlo.
-An… - susurró él ante la presión desbordante de aquella mano de cristal fría y poderosa.
-ya tuviste tu utilidad demonio… ya no necesitamos de ti- dijo ella con voz suave pero casi idéntica a la de Orchza, él tocó el brazo frío que lo estaba matando y olvidando el dolor que sentía, no en su cuerpo, si no en su amor por ella, pensó una invocación mágica, una de aquellas que solo debían ser invocadas para desintegrar al enemigo. La magia solo funcionaba si se decían las palabras correctas y el atacante las escuchaba, pero en esta situación la amenazadora criatura podía oírlas directamente en su mente, así que el resultado fue inmediato: toda ella quedó apresada por cientos de cadenas hechas de humo pero al mismo tiempo equipadas por miles de afiladas púas, las asfixiantes cadenas comenzaron a moverse por todo su cuerpo a gran velocidad clavando cada punzón por todas partes, pero ella no gritaba, seguía estática con la mirada nublada mientras la sangre roja y cristalina hacia que las cuerdas se volvieran del mismo color.
-un truco sucio… como esperaba de un demonio- dijo Orchza mientras se acercaba a ellos volviéndose a mostrar tal cual era, y con el resplandor fulminante en sus manos. Anreiat soltó a su presa y en ese instante Kire pronunció el sortilegio para que ahora las cadenas se volvieran hacia Orchza y lo laceraran de manera más fuerte, destrozándolo con una voracidad y una rapidez asombrosas, Orchza luchaba ferozmente para libarse de ellas pero en un instante uno de sus brazos salió volando hasta caer junto a unos arbustos a la orilla del camino. los gritos de dolor y rabia llenaron el aire y Anreiat seguía en pausa, indiferente de la mutilación que sucedía a tres pasos tras ella, indiferente al demonio que a duras penas estaba de pie frente a ella y que estaba concentrado en destruir al ángel que seguía gritando.
-Anrys… escucha…me- susurro Kire viéndola de manera suplicante –yo de verdad… en verdad…-movió su vista de nuevo hacia Orchza que ya no gritaba, parecía que las cadenas ya habían cumplido su misión y solo lo mantenían erguido y bien sujetado.
-mírame…- dijo nuevamente a ella, pero no hubo respuesta, ella simplemente se dio media vuelta alejándose de él
-inútil demonio- dijo ahora con la voz completamente idéntica a la de Orchza, mientras se acercaba al enmarañado de humo y sangre -¿acaso no entiendes que no podemos morir?-
-¿ahora la usas para ocultarte?... ¿Quién es el inútil?- espetó Kire con frustración al entender que Orchza manipulaba las acciones de Anrys.
-somos el mismo ser- continuó hablando ella cuando ya estaba apretando las manos contra las cadenas y estas le laceraban con furia.
-¡mentira!- chilló Kire mientras caía de rodillas, ya no podía mas, haber usado esa técnica mágica lo había debilitado demasiado, y ver que ella se estaba destrozando las manos para liberar a Orchza le cansaba el alma
 -¡Anrys mírame!... ¡Por favor!... óyeme…– y con el pensamiento removió el hechizo. Ella dejó caer sus manos hacia sus costados cuando la cadena se evaporaba dejando caer el cuerpo deformado de Orchza
-si, es verdad… Orchza y yo te hicimos, usando magia antigua de ambas razas pudimos darte vida… yo forme tu cuerpo… porque te había soñado… ¿recuerdas?...-
-soñado…- murmuró ella y por un instante  sus ojos volvieron a su forma humana, aunque Kire no podía ver el cambio pues seguía de espaldas a él, pudo escuchar nuevamente su pensamiento susurrar esa palabra
-si…formé tu cuerpo en sueños… luego con sangre…- alzó el rostro al cielo lleno de estrellas pero sin luna –tú también eres parte de mí… aunque Orchza dio la mayor parte de su sangre y su esencia… yo también di parte de mi alma-
-alma…- se movió levemente para verlo sobre su hombro y de inmediato las lagrimas comenzaron a rodarle por las mejillas de cristal –no hay… no necesitamos…- dijo haciendo aparecer el mismo brillo de Orchza en sus manos –no te necesitamos- y lanzó la ráfaga de energía directamente a él, que inmediatamente dijo sin quitar la mirada del cielo y conociendo que sufriría toda la eternidad por ese hechizo  -muerte al  controlador muerte al dirigido… muerte es mi fuerte… muerte es lo que se regresa hacia mis oponentes ¡sea!-

-¡Orchza!- gritó Anreiat que aun era cargada por Orchza.
 Estaba consciente, y recordaba.
-bienvenida- dijo viéndola con gran ternura
-¿Or… Orchza?- dijo intentando mover su mano para tocar aquel rostro lozano, pero no le fue posible, parecía como si su cuerpo entero siguiera dormido.
-¿estás vivo?-
-sí… aunque me costó un poco de tiempo volver… después de que Kire nos volara en pedazos-
-Kire…- dijo con notorio tono amargo, pero de inmediato volvió a pensar en el ángel que la cargaba -… ¿Qué te paso? Lo último que recuerdo es que él lanzó aquel conjuro y luego… luego…-
-recuerdas que te encontré en aquella casa en el mundo de los demonios- dijo Kire intentando ponerse de pie –en aquel lugar lleno de demonios muertos, descuartizados… tu los mataste… tu hambre los hizo morir-
Anreiat lo vio con asombro, pero tenía razón, recordaba eso, estaba rodeada de esos demonios que la habían perseguido, para matarla, gritando cosas que ella no entendía. pero al estar acorralada en aquel salón abandonado y ver que entre esos demonios el rostro lleno de alegría de Kire le sonreía, deseo ser fuerte y poder derrotar a todos, y así poder sonreírle a él.
-no te encontré… te reviví ahí… y todos esos demonios…- volvió a intentar ponerse en pie y solo logró caer de rodillas, pero continuó hablando –los lleve a ese lugar para que ti-
-todo este tiempo te ha engañado…- dijo Orchza apretando levemente sus manos en el brazo y pierna de Anreiat –como te dije aquella vez, Los demonios son seres egoístas, te hizo olvidar todo lo que paso antes de aquel ataque para tenerte solo para él-
-¿me revivió?... después de…-
-pero ya no importa- Orchza asintió nuevamente -ahora estarás conmigo-
-pero…- susurró ella viendo con duda al demonio que se debatía hincado frente a ellos
-sí, soy un egoísta…- dijo Kire –solo quiero vivir una vida tranquila… solo quiero que todas las peleas por el poder entre los demonios y ángeles desaparezcan y me dejen… solo... quiero estar… Anrys…- y se derrumbó inconsciente.
-¿esta…?-


-…vámonos-